Amarilis Cortina Rey
Iglesia de Managua, La Habana. Foto Amarilis C. Rey |
Managua, La Habana, 29 de diciembre de 2011, (PD) Creer en Dios y vivir en Cuba, en este último medio siglo, siempre ha sido un gran problema.
Practicar una religión, cualquiera que esta fuera, costaba el empleo, el estudio y hasta la vida; sobre todo si recordamos aquellas primeros decenios de aquel fervor que nos trato de convertir en una sociedad atea.
Hoy nuestras raíces de credo han demostrado que son mucho más fuertes que una ideología, y al gobierno no le ha quedado otro remedio que contemporizar con la fe, aunque sea de dientes hacia fuera.
Quizás por este motivo en el periplo que la virgen de la Caridad del Cobre, realiza por todo el país, está también la Policía Política para controlar, vigilar y abortar cualquier sentimiento de libertad que pueda derivarse de la presencia de la patrona de Cuba.
Muchos son los testimonios de activistas pro democracia que afirman haberse sentido estrechamente vigilados durante su participación en las procesiones que por diferentes lugares efectuó la Iglesia Católica, en honor a la los 400 años de la aparición de la virgen.
Eusebio Morales Riva de 72 años, miembro del Colegio de Pedagogos Independiente. Asegura que estuvo rodeado por miembros de la Policía Política durante la procesión en el sitio capitalino en que reside.
“Fue el día 11 de diciembre, estábamos en la Virgen del Camino durante las horas de la mañana, esperábamos la llegada de la imagen de la Caridad, todo el tiempo estuve vigilado por agentes de la Seguridad del Estado, pero no me di ni por enterado.
“Luego en la tarde ─ afirmó ─ en la iglesia de San José en el reparto Juanelo, allí nos rodearon varios oficiales de la Seguridad. Yo estaba con otro activista, René Beltrán Amador. Ellos en el preciso momento que comenzaba la ceremonia trataron de entablar una conversación con nosotros. Nos hacían preguntas de otros temas, solo para intimidarnos y obligarnos a sentir su presencia.”
Por su parte el periodista José Fornaris, asegura haber vivido una desagradable experiencia previa a la llegada de la virgen en el sitio donde reside.
“Vecinos de la comunidad de Managua me propusieron para ser una de las personas que cargarían a la virgen. Eran unos 20 metros, desde el lugar donde la dejó el vehículo que la trasportaba hasta la entrada de la iglesia. Para mí eso era un honor.
Todo parecía estar bien, hasta que el sacerdote aclaró en reunión previa con los feligreses, que la urna de la virgen era custodiada por la Seguridad del Estado.
“Después conocí que los nombres de las personas que ayudarían en lo concerniente al recibimiento, tenían que ser enviados a la Dirección Municipal de Partido Comunista.
El sacerdote Eloy, al parecer obligado por la circunstancias tuvo que prescindir de mi participación, alegando pretextos mal elaborados”. Apuntó el comunicador.
En este bregar peregrino de la Virgen de la Caridad la multitud que la sigue ha demostrado que las calles en Cuba no son del gobierno; aunque este no ha perdido oportunidad para dejar explicito quien es el que manda. Este 30 de diciembre, según el itinerario establecido, la peregrinación de la Patrona concluirá con una misa en la Avenida del Puerto.
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