Ana Mercedes Díaz. DIARIO DE AMERICA
19 de abril de 1810 Jueves Santo se convoca un Cabildo extraordinario en la ciudad de Caracas como respuesta inmediata a la disolución de la Junta Suprema de España, la renuncia del Rey Fernando VII, iniciando inadvertidamente con ello la lucha por la independencia de Venezuela. El movimiento se originó por el rechazo de los caraqueños al nuevo gobernador de de la Provincia de Venezuela y Capitán General de Venezuela Vicente Emparan, quien había sido nombrado por el hermano de Napoleón Bonaparte, José I de España, que se desempeñaba como rey de turno debido al derrocamiento del Rey Español, tras la invasión napoleónica en España…
Transcurridos más de 200 años, después de aquel 19 de abril de 1.810, Venezuela se encuentra sumergida nuevamente bajo la dominación de otra nación , esta vez, no se trata de un Imperio, ni siquiera de un gran país, se trata de una isla. Una isla donde su mayor riqueza en la actualidad son las jineteras y los sexo servidores, una isla donde la gente vive hacinada en construcciones que les fueron robadas a sus verdaderos propietarios en su momento, una isla donde no hay respeto ni consideración, no hay familia, una isla donde se delatan unos a otros para conseguir prebendas del régimen, una isla donde sus habitantes desesperados prefieren ser comidos por tiburones antes de vivir en la más absoluta de las miserias.
¿Que como llegamos a ese punto? Resulta muy difícil de explicar; ingenuidad, incredulidad, permisividad, tolerancia, miedo… hoy por hoy pienso que ha sido la mezcla de muchas cosas. Lo cierto es que un buen día, quien se ha erigido como el dueño y amo de Venezuela y sus recursos, decidió llevarnos a lo que llama “El mar de la felicidad”; comenzamos con médicos en los barrios para ayudar a los más necesitados, luego entrenadores en deportes, poco a poco los metieron en las notarias, registros, escuelas, en los cuarteles y hasta un cable submarino nos conecta a la isla, como si se tratara de una especie de “cordón umbilical”. Hemos llegado al punto, que el generalato venezolano se ufana y se enorgullece de estar bajo el mando y ser colonia de esta isla.
Es desde esa isla que se dirigen los destinos de nuestro país, se toman decisiones de nuestro petróleo, nuestros alimentos, nuestras medicinas y hasta nuestras reservas en oro…desde esa isla se hacen Consejos de Ministros, se firman decretos, se hacen cadenas de televisión y hasta se gobierna vía Skype y vía telefónica.
Con este panorama tan desolador, es hora de que los venezolanos recordemos quienes somos, de dónde venimos… es tiempo de que pensemos hacia dónde vamos, qué le vamos a dejar a nuestros y peor aun como les explicaremos que no fuimos capaces de defender nuestra soberanía y nuestra libertad.
La hora de lamentarnos ya pasó, es hora de tomar acción y teniendo el ejemplo de nuestra historia como guía, comenzar desde este próximo 19 de abril a escribir el capítulo de nuestra independencia de Cuba, con Dios por delante y hasta la victoria siempre
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