Mario J. Viera
Es bella, insoportablemente bella, como dice la letra de una conocida canción interpretada por Enmanuel, pero cuán feo es su rostro oculto, ese que se asomas a ratos en sus actos o en sus decires. Ella ha viajado a Cuba y ha expuesto sus razones para hacerlo.
Viajar a donde le plazca es su completo, su indiscutible derecho y no tiene por qué explicar sus razones para viajar a donde se le antoje. Puede en pleno derecho viajara a Cuba, ya sea para disfrute turístico, ya sea por afinidad política con los regentes de los destinos de los isleños. No tiene ningún derecho ─ al menos desde un punto de vista ético ─ a cantarle loas a una dictadura. Eso resulta ofensivo para los que la padecen, sufren y soportan. ¿Qué pensaría la bella Camila de alguien, un extranjero, que loara la dictadura de Augusto Pinochet?
Invitada fue Camila Vallejo por la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, no tiene que justificarse, los pares siempre se encuentran, aunque “ya se empieza a percibir en el ambiente del debate público nacional ácidas críticas por haber aceptado esta invitación”.
Personalmente no le critico que viaje a Cuba, a la Cuba del castrismo, a la Cuba que ha quedado sin alma, sin identidad de pueblo, convertida en un pedazo de tierra sin eso que significa valor patrio, ideal de nación, un ideal ideal que abarca el conjunto de las variopintas voluntades de todos, con sus matices y diferencias de opiniones pero dirigido a un fin: el progreso nacional y la oportunidad de todos para acceder al bienestar. Quien desee revolcarse en el estercolero es libre de hacerlo; solo le critico que obvie un hecho significativo: para viajar a Cuba Camilo no tuvo que pedir autorización a su gobierno para hacerlo, ni pagar en divisa extranjera la carta gubernamental que le autoriza a salir de Chile.
Ella cierra sus ojos para no ver lo que su ortodoxa ideología no quiere que se vea y a través del cristal coloreado que le ofrecen sus anfitriones ve “un pueblo sumamente culto, dispuesto a conversar y discutir de manera permanente los problemas de su sociedad, con un acceso a la cultura, la educación, la salud y el deporte envidiable”. Un pueblo virtual, imaginario, e irreal. Cultura de un solo libro no es cultura; cultura sin acceso libre a la información, a la confrontación de opiniones, al cotejo de ideas, no es cultura.
Camila Vallejo no conoció al pueblo cubano, el que vive en las desastrosas viviendas de Centro Habana, en Luyanó, en Cayo Hueso, en El Cerro; el que habita en barriadas marginales ─ en realidad casi todas las barriadas de La Habana han devenido en barrios marginales ─. No vio a la juventud carente de esperanzas, de futuro, que vive en esos barrios; una juventud frustrada que busca escape a sus carencias espirituales en el alcohol, las drogas y el sexo y ha convertido el lenguaje en una jerga ininteligible, que se expresa en términos groseros. La grosería, la vulgaridad en el uso del idioma marca definitivamente la decadencia cultural de todo un pueblo. Obra magnífica del régimen de los Castro y su sistema educacional que pretendía forjar un hombre nuevo.
Y quiere Camila Vallejo reflexionar “sobre lo paradójico que resulta el discurso de quienes critican con tanta rabia a Cuba o a quienes sienten cariño y respeto por ella, pero que por otro lado, justifican inaceptables prácticas y desigualdades que día a día transcurren en nuestro país, o incluso en el mundo entero debido a las guerras, el hambre, la explotación, la violación a los derechos humanos y un sin fin de concecuencias (sic) de la deshumanización que ha producido y sigue produciendo el sistema capitalista y determinados agentes del imperialismo estadounidense”.
Hermoso lenguaje tan obsoleto como obsoleto es el régimen impuesto en Cuba y también paradójico. Paradójico porque identifica a Cuba con su gobierno; porque las críticas que desde todos los confines del mundo se le hacen al gobierno de los Castro, críticas que caracteriza como rabiosas, las identifica como críticas a Cuba como si el verdadero pueblo cubano cargara con las culpas de sus victimarios.
En el caso de Cuba hay dos bandos, los que la aman y desprecian al castrismo, que Camila defiende, y los que aman, simpatizan, cortejan a los Castro con absoluto desprecio hacia los cubanos que sufren carencias de todo tipo, desde las básicas de una debida nutrición hasta de una vivienda digna, la violación sistemática e institucional de sus derechos humanos, la explotación a que se ven sometidos para mantener en el lujo y en los privilegios a una clase parasitaria que se ha adueñado del poder.
Se burla de la inteligencia ajena la hermosa chilena de torcida mente cuando afirma que resulta difícil “comparar a la ligera a ese país (Cuba) con el nuestro”, conclusión a la que llega gracias “al contacto con amigos chilenos (que estudian becados por el Gobierno cubano junto a jóvenes de todo el continente que probablemente no hubieran podido tener acceso a una buena educación en sus respectivos países debido a una formación pensada para la élite, cuyos altos costos privan a los sectores populares de lo que debiese ser su derecho)” y gracias a esos amigos es que pudo salirse del “circuito turístico” y empaparse “de la cultura cubana cotidiana”. Tal parece que Camila estuviera hablando de un país de diferente lengua a la suya y que para descubrir la cultura cotidiana de ese país hubiera necesitado de amigos que le sirvieran de intérpretes.
Destaca, como si fuera un logro de humanismo del régimen castrista que los estudiantes chilenos y jóvenes de todo el continente estudian becados por el Gobierno cubano. Omite Camila, sin embargo, que esos jóvenes becados a expensas de los cubanos funcionarán en el futuro como agentes de la propaganda castrista y como elementos para la desestabilización social en sus respectivos países de acuerdo con los intereses de la dictadura cubana. Esos becados extranjeros gozan de un derecho concedido para acceder a la enseñanza universitaria en tanto que en Cuba la universidad es para los “revolucionarios”, es decir, para aquellos que comulgan con, o fingen fidelidad al credo de los comunistas.
Gran derroche de cinismo hace gala Camila Vallejo cuando se atreve a decir:
“Conocimos muchos cubanos que aspiran a perfeccionar el socialismo para hacerlo atingente a las nuevas necesidades, que canalizan sus inquietudes a través de instrumentos democráticos para nosotros desconocidos, como la fuerte red de organizaciones sociales, reuniones de rendición de cuentas e instancias consultivas, donde en los últimos años se han dado un serie de discuciones (sic) que han llevado a una actualización del modelo encabezada por el gobierno. Algo que es obviado de manera deliberada por quienes hablan de disidencia, solo para resaltar a los sectores alineados con quienes atacan continuamente el camino que llevan construyendo los cubanos desde hace décadas en contra de los ataques y restricciones de importantes potencias”.
Conoció a muchos cubanos que le hablaron de sus aspiraciones de mantener los privilegios de la élite partidista, de cubanos que aunque enemigos de su pueblo no dejan de ser cubanos y son aquellos que la invitaron a celebrar con ellos el 50 aniversario de su organización, el instrumento del gobierno para intentar adoctrinar a la juventud cubana a favor del poder absoluto de sus gobernantes, la Unión de Jóvenes Comunistas.
Sus anfitriones le mostraron a la ilusa Camila los “instrumentos democráticos” que según ella son desconocidos por los chilenos refiriéndose a las denominadas organizaciones de masas, todas sometidas a los dictados del único partido legal en Cuba, el Partido Comunista y, sin ningún pudor o respeto identifica a los opositores al castrismo como sectores alineados con importantes potencias enemigas de los cubanos.
Miopía ideológica padece Camila Vallejo, no ve la represión que se expande con fuerza por toda la isla para acallar el descontento; no ve los actos de repudio, de acoso y violencia que se ejerce contra los opositores, entonces afirma en sus reflexiones:
“Se habla mucho de la represión que sufre el pueblo cubano, y yo quedé muy impresionada de lo contradictorio que es ese discurso si comparamos la práctica policial cubana con la chilena. No vi en ningún momento un Guanaco, un Zorrillo o gases lacrimógenos, vi a la policía circulando por las ciudades solo con su uniforme, sin cascos ni armas de ningún tipo”.
Cedo la palabra a Claudia Peiró al replicarle a la comunista chilena en el artículo Camila y Yoani, vidas no tan paralelas:
“Por motivos generacionales, quizá Vallejo no conoce la variedad de instrumentos de una represión dictatorial. La Revolución Cubana tuvo en sus inicios un amplio consenso que se fue diluyendo, primero, por el rumbo ideológico que tomó y, más adelante, porque el fracaso del régimen diluyó los logros sociales iniciales. En la misma medida en que iba perdiendo adhesiones, el castrismo aumentaba el control político y social para prevenir toda insubordinación. Pero desde el comienzo no tuvo pruritos para encarcelar a disidentes ni "purgar" a los que querían cambiar algo, aunque más no fuese por equivocarse en los tiempos”.
O la respuesta que le escribe a su blog Ismael de Diego de La Habana:
“Los coches lanza agua, los gases lacrimógenos y demás maquinaria represiva a las que usted está acostumbrada, no son la única forma de represión que existe. En Cuba se aplican otros métodos, en gran medida porque no va dirigida a una muchedumbre que se manifiesta en plena calle y que además responde con violencia, quizás justificada, ante la agresión. Aquí la represión va dirigida principalmente a grupos defensores de los derechos humanos, periodistas independientes, activistas políticos, blogueros, artistas e intelectuales, todas personas de ideas, de ideas incómodas para el sistema, pero de ideas. Personas pacíficas que, hasta la fecha, no han realizado ningún acto público que se asemeje a lo que usted ha experimentado, entre otras cosas, porque no tienen ese derecho. Y es ese, el acto de manifestarse a plenitud en las calles, el mayor temor que mueve al sistema represivo en mi país. Estas personas de las que le hablo son acusadas, en su mayoría, de servir a los intereses de los Estados Unidos. Constituye este el gran argumento acusatorio que esgrime nuestro gobierno y de esa manera se atribuye el derecho de (…) intervenir los teléfonos, escuchar llamadas y suspender el servicio de móviles y líneas privadas a su antojo; perseguir hasta la demencia, con agentes uniformados y vestidos de civil, todos los movimientos de su vida privada y pública; intervenir el correo electrónico, regular todo contacto con extranjeros dentro y fuera de Cuba; detener a menudo a la fuerza, encerrar sin acusación por días enteros, en muchos casos sin informar a los familiares; coordinar y alentar turbas civiles para agredir, física y verbalmente a personas violando los más elementales derechos humanos. Así funciona la represión en Cuba
Todas estas medidas fueron aplicadas en un día, aproximadamente a unas 300 personas durante la visita del Papa Benedicto XVI, acusadas de agitación sin ninguna evidencia. Lo sé de primera mano porque fui uno más de los secuestrados por las autoridades, que desde hace un tiempo atrás me vienen aplicando este tipo de acoso enfermizo. Soy cineasta y mi único delito ha sido ser radicalmente honesto en mis principios y criterios e intentar realizar un documental sobre el grupo de punk contestatario Porno para Ricardo. Eso ha sido suficiente crimen para que se me persiga y se me hostigue hasta el punto del secuestro, y recibir amenazas de privación de libertad por parte de oficiales de la Seguridad del Estado durante mi detención. Como era de esperarse, también fui acusado de actuar en nombre de los intereses de los Estados Unidos, cosa que reto públicamente a demostrar”. (Ver estas opiniones de Ismael Diego de manera más desarrollada en Cuba: CARTA ABIERTA A CAMILA VALLEJO)
Sí, Camila es bella, insoportablemente bella, pero o es estúpida o es malintencionada o, tal vez, ambas cosas.
Excelente análisis Mario, magnifica interpretación de esta bella mujer que cree evidenciar lo sublime de la izquierda en la sociedad mirándolo desde la arista derecha, como decía mi abuelo "Son felices con el corazón en la izquierda pero con el dinero en la derecha, en la parte derecha del bolsillo" por lo que yo creo esta hermosa niña es las dos cosas estúpida y malintencionada.
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