Elizabeth Fuentes. TAL CUAL DIGITAL
Como el tango, pareciera que 10 años tampoco es nada. Por ejemplo, el 11 de Abril de 2002 el Presidente Hugo Chávez dijo, en cadena nacional, que desconocía lo que estaba sucediendo en el país: igualito que hoy día, cuando da la impresión de que el Primer Mandatario, vale decir, el Primer Responsable de Todo, pareciera no saber absolutamente nada sobre los homicidios y secuestros que sufrimos los miles de venezolanos, seamos rojitos o tricolores, convertidos en parte de guerra cotidiano y cuyas bajas cada vez más altas, permiten concluir que, si bien el 13 de Abril Hugo ganó una batalla, sin duda alguna que 10 años después la delincuencia lo ha derrotado militarmente, por decirlo en su lenguaje favorito.
"Pásame el radio..." improvisaba su actuación frente a las cámaras aquel día, a la hora en que la Guardia y los pistoleros y los francotiradores disparaban contra los civiles mientras él, supuestamente sin saber nada, seguía su perorata sobre el paro petrolero y los gringos y el pato y la guacharaca.
Pero más loco aún es que tanto en la carta de renuncia que finalmente no firmó, así como en el video que le grabaron mientras estuvo preso en La Orchila, el Presidente le reconocía a sus carceleros no sólo que, en efecto, ordenó el Plan Ávila (o sea, los tanques contra el pueblo civil) sino que en efecto estaba pensando en irse a vivir a Cuba...O sea, como ahorita.
Conclusión: que diez años después, Hugo sigue sin saber nada y vive en La Habana, la capital perfecta para, como cualquier cubano medio, seguir sin saber nada de nada. O básicamente, lo que le conviene al director de la Unidad de Geriatría del Palacio de la Revolución Cubana quien, a estas alturas, debe ser el verdadero gobernante del imperio castrista y, por retruque, de la República Bolivariana de Venezuela.
Qué tremendo filme de ciencia ficción se podría armar imaginando a los geriatras cubanos dándole las píldoras para dormir a Fidel (porque los ancianos de noche joden mucho), los ansiolíticos a Raúl (por aquello del ratón) sin darse cuenta que su medicación se traslada indirectamente al paciente venezolano, porque cerrando bien la ecuación, podríamos deducir que si Hugo hace lo que le dice Fidel y Fidel hace lo que le ordena el geriatra, pues, caballeros, lo más seguro es que los destinos de la Nación estén en manos de quién sabe cuál médico de La Habana especialista en ancianos y quien debe tener siglos que no actualiza sus conocimientos- Google es reaccionario-, lo cual finalmente explicaría mucho del estado de asombro en el que vivimos, de los "ministros" que nos gastamos y el estado de ignorancia general que perfuma toda la acción pública.
En fin, que diez años después el gobierno anda en silla de ruedas, olvida dónde puso las llaves de la administración pública y está rodeado de enfermeros que lo necesitan vivo porque, de lo contrario, pierden la chamba. Solo que, como en aquella vieja película del cubano Tomás Gutiérrez Alea, Los Sobrevivientes, fuera de los muros del asilo ahora es cuando está pasando la vida. Un autobús lleno de vida, para que entiendan bien de qué hablo...
PD: Que alguna vez en Cuba entrevisté a Gutiérrez Alea, cuando era una estrella de la revolución, y me confesó, después de dos Gin Tonics, que ese "lujo" de beber en el Habana Libre no se lo podía dar y que si bien era de los pocos que tenía carro, pues el perol no funcionaba porque no lograba conseguir un repuesto...Igualito a los "earleherrera" de hoy día...
No comments:
Post a Comment