Monday, December 26, 2011

El Estado de derecho

José A. Fornaris

Managua, La Habana (PD) La Constitución comunista de 1976 dice en su artículo 69 que la Asamblea Nacional del Poder Popular es "el órgano supremo del poder del Estado" y que "representa y expresa la voluntad soberana de todo el pueblo." 
Pues bien, este viernes 23 de diciembre, ese órgano supremo de poder va a reunirse. Lo hace dos veces al año. La reunión de esta ocasión corresponde al Octavo Período de Sesiones de la Séptima Legislatura. Y de acuerdo a lo informado oficialmente, los parlamentarios centrarán las deliberaciones en asuntos económicos y judiciales.
Este cuerpo "legislativo" es bastante sui géneris. Todos sus integrantes, salvo alguna que otra excepción, como el reverendo Raúl Suárez, son integrantes del Partido Comunista. En él están presentes todos los integrantes del gobierno y los altos jefes militares y además, los representantes de lo que presuntamente pudiera denominarse Poder Judicial.
Pero este parlamento tiene otra característica muy especial: sus más de 600 integrantes siempre levantan la mano al unísono para aprobar todo lo tratado en sus sesiones. Nunca se ha divulgado ningún disenso.
Es de imaginar que alguien ahí ha heredado la flauta de Hamelín, y como no hay peligro de que se lancen al agua, como los ratones en la vieja ciudad alemana, cada vez que hay que votar, la utiliza.
Lógico, se puede pensar también que los diputados aprueban todo, porque tal y como dice el enunciado constitucional, de esa forma expresan la voluntad de todo el pueblo. ¡Qué pueblo tan domesticado!
Claro, esa propia Constitución dice en su artículo 5 que el Partido Comunista es "la fuerza dirigente superior de la sociedad y el Estado", por lo que es posible conjeturar que lesos "representantes" del pueblo, lo que hacen en sus dos encuentros anuales es cumplir las órdenes de la "fuerza superior".
Sin embargo, hace pocos días, el general Raúl M. Castro, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Primer Secretario del Partido Comunista, aceptó con beneplácito la Declaración de Caracas, donde se habla de garantizar el pleno respeto al Estado de Derecho.
Y no es ningún secreto que en un Estado de derecho es básico que los tres poderes, judicial, legislativo y ejecutivo, estén separados.
¿Será qué no conocía eso y entiende por Estado de Derecho lo que parece ser su sueño de mantener una monarquía voluntariosa no declarada? Es lo más probable. En la historia han existido bastantes casos parecidos, pero han despertado de forma abrupta. Hay quien asegura que el Gaddafi soñaba de esa misma forma.

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