Enrique Patterson. EL NUEVO HERALD
Aún la cuasi-divina nave del Papa Benedicto XVI no se ha posado en tierra cubana y ya su visita está rindiendo frutos. En el tablero el primer resultado es saber quiénes juegan encompadrados y, además, con las cartas marcadas. En el libreto del ballet político que ejecutan la iglesia y el estado respecto a la gira pontificia, a los indígenas de Juanes y Marías se les reservaba el papel de espectadores fervorosos.
La propia realidad cubana, más diversa que los planes a dúo, produjo (y creo que aún producirá) alternativas pro-activas.
Por un lado, Guillermo Fariñas, destacado disidente y Premio Sajarov de Derechos Humanos (DH) ha hecho circular un documento ─ firmado por más de 200 activistas ─ que urge al Sumo Pontífice a hablar ante las autoridades sobre la situación de los DH en la isla y también a pronunciarse, públicamente, al respecto. Por otro lado, las Damas de Blanco ─ también galardonadas con el Premio Sajarov ─ le han pedido al Pontífice que las reciba, coincidiendo así con otras de las demandas de Fariñas que pide que los disidentes también sean recibidos y escuchados por el visitante.
Por último un grupo de opositores pacíficos del denominado Partido Republicano de Cuba ocupó iglesias demandando libertad para los presos políticos, respeto de los DH y pasos hacia la creación de un estado de derecho. El Partido Republicano de Cuba ha dado un paso significativo de la palabra al acto, agregando una nueva cualidad a la lucha pacífica. El sub-texto de la acción nos dice que los DH son tan o más sagrados que los templos.
Al margen de que ya fueron desalojados de las iglesias por la policía política, su acción ya dio los resultados de visibilidad internacional y, además, ilustró hasta donde funciona el entramado y las coincidencias entre el gobierno castrista y la Iglesia Católica del país.
Habría que analizar si las peticiones son legítimas y apropiadas. Creo que sí. El Papa y/o la Iglesia Cubana dicen que la visita es pastoral. Su Santidad no visita a Cuba en su condición de jefe de estado, algo que lo obligaría a limitar sus movimientos. Va como peregrino, a visitar al pueblo con motivo de cumplirse el 27 de marzo, los 400 años de la aparición de la Virgen del Cobre. En semejante condición Benedicto XVI tiene la atribución, y hasta el deber, de escuchar y visitar a los más desprotegidos de su rebaño.
Santa Cachita, dicen, se les apareció en el mar a los tres Juanes (al blanco, al negro y al indio; no al Capitán General ni a los Obispos de turno) para salvarlos cuando estaban en peligro, naufragando. En la Cuba actual los cubanos en mayor peligro son quienes abogan por los derechos de los Juanes y Marías del siglo XXI.
Lo inaudito: las autoridades eclesiásticas y el gobierno se pusieron de acuerdo para impedir que a los ocupantes les llegara el suministro de alimentos con la intención de rendirlos por hambre.
En varias oportunidades la iglesia cubana se ha manifestado en contra de las huelgas de hambre por considerarlas un acto violento contra la vida. ¿Cómo se explica que se confabulen con un régimen despótico para rendir, precisamente por hambre, a activistas pacíficos por cuyos reclamos la iglesia debiera abogar desde cada púlpito del país? Para continuar en la simbiosis iglesia-estado en el uso de la violencia contra pacifistas, el cardenal Jaime Ortega y Alamino ─ según los medios oficiales ─ pidió el desalojo. Las puertas que se cerraron para no celebrar misas y que nunca debieron ser cerradas, se abrieron para que la policía los desalojara. Dos actos consecutivos donde las autoridades eclesiásticas se unen al gobierno para usar la violencia.
Hay una tercera coincidencia, en este caso argumental. A mi juicio no va contra la doctrina cristiana pedir pacíficamente, desde los templos, el respeto a la dignidad de todas las personas; si el pedido convierte a los templos en trincheras políticas se debe a la naturaleza del régimen y no a la naturaleza ético-jurídica de la petición. Se hace comprensible, por la naturaleza del castrismo, que las demandas a favor de los DH sean considerados por el mismo como políticas; pero que la iglesia acuse a los demandantes de querer usar los templos como “trincheras políticas” por pedir desde ellos lo que la jerarquía eclesiástica debiera reclamar y no tiene el valor o la capacidad de hacer resulta sospechoso.
Antes del aterrizaje de su Santidad algunos jugadores han sido descubiertos con las cartas marcadas y algunos contubernios también evolucionan de la sospecha al acto. Pilatos no logró eliminar de sus manos las manchas criminales y cómplices en el acto inútil de lavárselas.
Respecto a estos hechos, ¿habrá agua bendita capaz ya de limpiar tamaña suciedad?
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