Mario J. Viera
Va de visita a Cuba Su Santidad Benedicto XVI, va de visita pastoral en el marco de las celebraciones que por el cuarto siglo de la aparición de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre conduce la Iglesia católica de Cuba. Como su visita no tiene carácter político, al decir del Vaticano, el Papa no concederá audiencia a ningún miembro de la oposición cubana y cumplimentará solo imperativos protocolares con el gobierno de Cuba.
¡Ah, si solo fuera protocolar su relación con el gobierno castrista; si solo se tratara del frío intercambio entre un jefe de estado con otro con quien se mantienen relaciones diplomáticas! Se puede entender que el protocolo impone un encuentro entre Benedicto XVI y Raúl Castro, que aunque un usurpador del gobierno en Cuba, funge como Jefe de Estado; pero… ¿un encuentro con Fidel Castro? Fidel Castro formalmente no ejerce ninguna representación en el gobierno, formalmente es un expresidente, formalmente es solo una figura política. El protocolo no impone una reunión con Fidel Castro a la que pretende Su Santidad.
Desde el mismo momento que Benedicto XVI estreche su mano con la de Fidel Castro, su visita a Cuba se ha politizado parcializándose solo a favor de una posición política en Cuba con desmedro de la contrapartida a esa posición. Benedicto XVI no concederá audiencia a ninguna figura de la oposición, en cambio tendrá una audiencia privada con el fundador del sistema totalitario de Cuba.
¿Un encuentro con el pueblo y con la Virgen de la Caridad del Cobre? Sí será un encuentro con el pueblo a través de los filtros de la Seguridad del Estado y las manipulaciones de la tiranía. Un encuentro frío desde la distancia de un altar.
Benedicto XVI bendecirá la venerada imagen de la Caridad del Cobre y tal vez declare venerable a Félix Varela solo en gesto pontificial sin tomar en cuenta el símbolo que se encierra en ambas figuras más allá de su aspecto únicamente eclesial. Toda la historia de Cuba se encierra en estos dos símbolos. De Varela se dice que fue quien nos enseñó a pensar y quien nos dejara un legado de resistencia civil contra el despotismo. De la Caridad del Cobre diría Jorge Mañach que sin ella “no hay patria”.
A lo largo de los últimos cuatrocientos años la Caridad del Cobre significó la cubanía, la esperanza de todo un pueblo, el símbolo de las luchas liberadoras durante el siglo XIX. Fue la Virgen Mambisa de los mambises. Ella inspiraba a los combatientes por la independencia que entonaban a su nombre coplas como aquella que cantaba: “Virgen de la Caridad, / Patrona de los cubanos, / Con el machete en la mano / Pedimos la libertad”. Fue ella la virgen de los mambises. Así lo dijo el general Antonio Maceo: “Todos debemos darle gracias a la Virgen de la Caridad del Cobre, porque ella también está peleando en la manigua”.
No conceder una audiencia papal, aunque solo sea de un minuto a las Damas de Blanco o a alguno de los expresos de la Primavera Negra de Cuba y en cambio reunirse con el que por cincuenta años fuera el déspota sería una total falta de respeto por el pueblo de Cuba y un ultraje al simbolismo que encierran la Caridad del Cobre y el Padre Félix Varela.
Noventa y siete años atrás, para ser exacto, el 24 de septiembre de 1915, un gran número de oficiales del Ejército Libertador se inclinó ante la venerada imagen en su santuario del cobre, en Santiago de Cuba; a sus pies rindieron una de las banderas que enarbolaban en las cargas al machete y dieron lectura a una carta en que se pedía al Vaticano declarara a la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba:
“No pudieron Santísimo padre ─ así se leía en la carta dirigida al Papa─, ni los azares de la guerra, ni los trabajos para librar nuestra subsistencia, apagar la fe y el amor que nuestro pueblo católico profesa a esa virgen venerada, y ─ antes al contrario ─ en el fragor de los combates y en las mayores vicisitudes de la vida, cuando mas cercana estaba la muerte o mas próxima la desesperación, surgió siempre como luz disipadora de todo peligro, como rocío consolador para nuestras almas, la visión de esa Virgen bendita, cubana por excelencia, cubana por el origen de su secular devoción, y cubana porque así la amaron nuestras madres inolvidables, así la bendicen nuestras amantes esposas, y así la han proclamado nuestros soldados, orando todos ante Ella para la consecución de la victoria y por la paz de nuestros muertos queridos; y acusaría una vergonzosa ingratitud por nuestra parte el que a los beneficios que esa Virgen excelsa nos prodiga, permaneciéramos inactivos y mudos y no levantáramos nuestra voz ante el Sucesor de San Pedro para que, haciéndose interprete de los sentimientos del pueblo católico de Cuba y de los de su Ejército Libertador que profesan la religión de nuestros antepasados, y usando de las facultades de que se encuentra investido, declare, previos los tramites correspondientes, como Patrona de Cuba, a la Virgen de la Caridad del Cobre y de fiesta eclesiástica en ella, el día que lleva su Santo Nombre”.
Coincidencia histórica, el 10 de Mayo de 1916, el Papa declaraba a la Caridad del Cobre Patrona de Cuba. El Papa fue el anterior que tomara como nombre el de Benedicto, Benedicto XV. Noventa y seis años después el sucesor en nombre de aquel Papa visita a Cuba tal vez olvidando que fueron los que habían peleado contra la opresión quienes habían solicitado la proclamación de la Caridad como Patrona de todos los cubanos, principalmente de aquellos que creen en Cristo y profesan el culto católico.
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