José Hugo Fernández. CUBANET
Cuentan nuestros viejos que el bacalao fue alguna vez comida propia de los cubanos pobres. Antes del diluvio, se supone, porque la inmensa mayoría de la gente en la Isla (pobres por extensión) que hoy tiene menos de 50 años de edad, no lo ha comido nunca. Muy probablemente ni siquiera lo hayan visto de cerca.
Claro que como la justicia tarda pero llega, era de esperar que algún día nos permitieran verlo. Eso en un inicio. Aunque para comerlo quizá debamos seguir esperando otros 50 años, ya que un kilogramo de bacalao cuesta hoy, en La Habana, 50 cuc, o sea, unos mil doscientos pesos, equivalente al total del salario que percibe cualquier cubano corriente a lo largo de medio año de trabajo.
Descabellado, grotesco, insultante… que cada cual le ponga el adjetivo que más roña le dé. En cualquier caso, lo insólito es que las autoridades no sientan pena, ya no al burlarse tan desvergonzadamente de la gente (pues están acostumbradas), sino por hacerlo de un modo tan obvio ante la vista de sus visitantes extranjeros.
Por cierto, según una de las últimas bolas que corren, los caciques planean la reactivación de aquel engendro al que llamaban diplotiendas: surrealistas, groseras y ridículas tiendas para la venta exclusiva a extranjeros ─ y a unos pocos nacionales con moña ─, cuyas fachadas de cristal eran cubiertas con graciosas cortinas, para que la gente de a pie ni siquiera pudiera echar un vistazo.
Podría parecer un despropósito reactivarlas, justo en los días en que el cacicazgo dice estar dispuesto a cambiar todo (lo escandaloso, aunque no lo esencial) que debe ser cambiado. Pero ante casos como el de este bacalao encantado, y no sólo, también de otros productos que ahora están a la venta en el mercado Fornos (de las calles Neptuno y San Miguel, en La Habana), no queda sino aceptar que realmente no les viene mal volver a enganchar las cortinas.
Para una muy sucinta ilustración: en Fornos, una diminuta cuña de queso Bengodi (más o menos del tamaño de un teléfono celular) cuesta 43.55 de cuc. En tanto, el kilogramo de queso parmesano se vende a 27.20 de cuc. Por un kilogramo de muelas de cangrejo moro (aquel que, según la vieja guaracha, no tiene ná, hueso na’má) habría que desembolsar 10.95, o sea, unos 260 pesos. Y por un sobre de nylon que contiene unas 10 breves croquetas de pescado, 5 cuc.
Le ronca el forno, exclaman los habaneros ante las vidrieras. Así que bien pensado, a los caciques les conviene volver a colgar las cortinas. O en caso contrario, tendrían que apurarse en mandar a recoger todas las piedras de la zona.
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