Correa el censor
Danilo Arbilla. EL
NUEVO HERALD
En
su tránsito por la presidencia del Ecuador, que esperemos no sea muy largo,
Rafael Correa solo será recordado por sus continuos ataques a libertad de
prensa, por su feroz persecución a medios de prensa y periodistas ecuatorianos
y por su campaña contra la libertad de expresión a nivel continental. Qué feo.
Eso
sí, hasta ahora no ha conseguido tumbar a la Relatoría de la Libertad de
Expresión de la OEA a la que él, con esa mezcla de arrogancia y ordinariez, la
calificó de ser la defensora de la “libertad
de extorsión del periodismo”. Qué falta de estilo. Debe de haberlo
aprendido de Chávez.
Hasta
que no lo consiga, entonces, deberá resignarse y continuar bajo vigilancia. Él
y sus otros socios del Alba, que no soportan ningún tipo de curiosidad sobre
cómo se manejan respecto a los derechos humanos en general y a la libertad de
prensa en particular. De ahí esa fobia que tienen contra la Comisión de
Derechos Humanos y la Relatoría de la Libertad de Expresión de la OEA.
Mientras
tanto y volviendo a las andanzas del ecuatoriano bien vale una puesta al día de
cuáles ha sido sus más recientes. En los últimos quince días, por ejemplo,
fueron clausurados en Ecuador seis medios de comunicación: dos televisoras
(Telesangay y Lidervisión) y cuatro emisoras de radio (El Dorado, Líder,
Pantera y Net) por disposición gubernamental. Formalmente los cierres fueron
dispuestos por problemas técnicos e “incumplimientos legales”, pero nadie se lo
cree, como nadie se creyó lo de aquellos dictámenes judiciales a favor de
Correa contra el periodista Palacio, el diario El Universo y los autores del
libro El Gran Hermano. Con respecto a estas clausuras, Reporteros Sin
Fronteras, así como varios medios de comunicación ecuatorianos, consideran que
no son otra cosa que represalias de tipo político. En su mayoría los medios
sancionados eran críticos del gobierno y hubo más de un caso en que la clausura
devino días después en que realizaron entrevistas a dirigentes políticos
opositores.
Con
estos cierres suman ahora 16 los medios, entre televisoras y radios,
clausurados en Ecuador en lo que va del 2012. Y esto no es todo, la
Superintendencia de Telecomunicaciones (brazo ejecutor del Gran Censor Rafael)
anuncia que otras 20 emisoras más habrán de ser clausuradas: “por falta de pago de multas y por otras
razones” y si no se portan bien, por supuesto.
Paralelamente
y según denunció la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Correa prohibió a
sus ministros y funcionarios de su gobierno dar entrevistas e información a
medios de comunicación privados. Así de simple y de transparente. Con esta
medida el mandamás ecuatoriano lo que busca, según él lo dijo, es no facilitar
que los “medios privados corruptos se
llenen los bolsillos”.
De
esta manera Correa, sin abandonar su estilo tan fino y elegante, deja muy bien
parados a sus ministros y otros miembros de su gobierno en cuanto a la
autonomía e independencia personal con que actúan, no ceja en su batalla contra
esa peste que es la libertad de expresión y evita que los ecuatorianos se
enteren de todo lo que él está cocinando desde el Palacio de Gobierno y que no
quiere que nadie sepa.
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