Corrupción en la cúspide del Poder
Popular
Carlos Ríos Otero.
CUBANET
Miguel Álvarez |
Por
primera vez, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba hace honor a su
apellido. Se ha hecho popular a partir de un rumor sobre comportamiento
corrupto que pesa sobre Miguel Álvarez, el ayudante principal del Presidente de
esa institución, Ricardo Alarcón. Las especulaciones al respecto están
ascendiendo a los primeros lugares del hit parade de los cubanos a nivel de la
calle.
Que
Miguel Álvarez y su esposa usaban su influencia para realizar negocios turbios con ejecutivos mexicanos, es un
secreto a voces a nivel de pasillo en el Parlamento.
Sin
embargo, aún las autoridades no han emitido una nota oficial sobre la pifia de
estos dos ex agentes de la Dirección General de Inteligencia (DGI). Así que,
como de costumbre, a falta de información oficial los rumores aumentan,
mientras los dos inculpados han salido por sus pies del edificio legislativo.
El
asunto anda ya en boca de la llamada
“Bolsa de Tulipán”, que se nutre de los comentarios de los funcionarios (y sus familiares) de los
organismos centrales del Estado. Es esta una comunidad que habita en el
kilómetro cuadrado de instalaciones particulares que están ubicadas en los predios
del Palacio de la Revolución.
Allí
se enclavan algunos de los inmuebles habitados por jerarcas civiles y oficiales
de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior. Razón por la cual resulta
una sustancial fuente de rumores, mediante la cual trasciende a la calle lo que
está sucediendo y lo que se cocina en las altas esferas de la nomenclatura,
incluso en lo referido a la vida de funcionarios de la cleptocracia castrista.
Además
de los negocios mexicanos de los dos ex agentes de la DGI miembros de la Asamblea Nacional, se rumora que desviaron
dólares del fondo del Parlamento para sufragar los gastos de la red Avispa,
destinándolos a los familiares de los llamados Cinco Héroes, así como para
hacer proselitismo político y para pagarle a los abogados de los espías en
Estados Unidos.
Se
comenta, además, que Alarcón, miembro del Buró Político, debía saber de los
excesivos gastos “injustificables” que realizaban los Álvarez. Pero algunos
esperan que le sea tirada la toalla al Presidente para evitar otro de los ya
frecuentes escándalos de corrupción, justo por su alto cargo; mientras otros
aducen que ya no puede salvarlo ni el médico chino, y que le queda menos al
frente de la Asamblea Nacional que a un merengue en la puerta de una escuela,
ya que, para su mayor fatalidad, es vox pupuli que no cuenta con la simpatía de
Raúl Castro.
El
silencio oficial ha originado que los diputados realicen apuestas en torno a la
posibilidad de que a Ricardo Alarcón le quede sólo “la Novena”, en alusión a la
Novena Sesión Ordinaria de la Séptima Legislatura, a celebrarse en el próximo
mes de julio.
No
obstante, en dicha sesión, se debe nombrar la Comisión Electoral Nacional. Y
podría ocurrir que Alarcón se salve por la coyuntura de la farsa electoral
hacia la Octava Legislatura. Pues este viejo político es considerado un experto
de la manipulación electoral, y Raúl Castro necesita ser reelegido con
aparente “transparencia y credibilidad”,
sobre todo ante la opinión pública internacional.
Otro
supuesto atinado es que Alarcón pueda finalizar la Séptima Legislatura, para no
evidenciar aun más que hay un ambiente de corrupción dentro del Buró Político,
órgano que funge como el comando supremo de la revolución.
De
momento, las apuestas sobre el fututo de Alarcón continúan en los predios de la
“Bolsa de Tulipán”, entre tragos de ron Havana Club con Tukola, juegos de
dominó, chicharrones de cerdo y tamales.
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