Wednesday, June 20, 2012


Corrupción en la cúspide del Poder Popular

Carlos Ríos Otero. CUBANET
Miguel Álvarez

Por primera vez, la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba hace honor a su apellido. Se ha hecho popular a partir de un rumor sobre comportamiento corrupto que pesa sobre Miguel Álvarez, el ayudante principal del Presidente de esa institución, Ricardo Alarcón. Las especulaciones al respecto están ascendiendo a los primeros lugares del hit parade de los cubanos a nivel de la calle.

Que Miguel Álvarez y su esposa usaban su influencia para realizar negocios  turbios con ejecutivos mexicanos, es un secreto a voces a nivel de pasillo en el Parlamento.

Sin embargo, aún las autoridades no han emitido una nota oficial sobre la pifia de estos dos ex agentes de la Dirección General de Inteligencia (DGI). Así que, como de costumbre, a falta de información oficial los rumores aumentan, mientras los dos inculpados han salido por sus pies del edificio legislativo.

El asunto anda ya en  boca de la llamada “Bolsa de Tulipán”, que se nutre de los comentarios  de los funcionarios (y sus familiares) de los organismos centrales del Estado. Es esta una comunidad que habita en el kilómetro cuadrado de instalaciones particulares que están ubicadas en los predios del Palacio de la Revolución.

Allí se enclavan algunos de los inmuebles habitados por jerarcas civiles y oficiales de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior. Razón por la cual resulta una sustancial fuente de rumores, mediante la cual trasciende a la calle lo que está sucediendo y lo que se cocina en las altas esferas de la nomenclatura, incluso en lo referido a la vida de funcionarios de la cleptocracia castrista.

Además de los negocios mexicanos de los dos ex agentes de la DGI miembros de  la Asamblea Nacional, se rumora que desviaron dólares del fondo del Parlamento para sufragar los gastos de la red Avispa, destinándolos a los familiares de los llamados Cinco Héroes, así como para hacer proselitismo político y para pagarle a los abogados de los espías en Estados Unidos.

Se comenta, además, que Alarcón, miembro del Buró Político, debía saber de los excesivos gastos “injustificables” que realizaban los Álvarez. Pero algunos esperan que le sea tirada la toalla al Presidente para evitar otro de los ya frecuentes escándalos de corrupción, justo por su alto cargo; mientras otros aducen que ya no puede salvarlo ni el médico chino, y que le queda menos al frente de la Asamblea Nacional que a un merengue en la puerta de una escuela, ya que, para su mayor fatalidad, es vox pupuli que no cuenta con la simpatía de Raúl Castro.

El silencio oficial ha originado que los diputados realicen apuestas en torno a la posibilidad de que a Ricardo Alarcón le quede sólo “la Novena”, en alusión a la Novena Sesión Ordinaria de la Séptima Legislatura, a celebrarse en el próximo mes de julio.

No obstante, en dicha sesión, se debe nombrar la Comisión Electoral Nacional. Y podría ocurrir que Alarcón se salve por la coyuntura de la farsa electoral hacia la Octava Legislatura. Pues este viejo político es considerado un experto de la manipulación electoral, y Raúl Castro necesita ser reelegido con aparente  “transparencia y credibilidad”, sobre todo ante la opinión pública internacional.

Otro supuesto atinado es que Alarcón pueda finalizar la Séptima Legislatura, para no evidenciar aun más que hay un ambiente de corrupción dentro del Buró Político, órgano que funge como el comando supremo de la revolución.

De momento, las apuestas sobre el fututo de Alarcón continúan en los predios de la “Bolsa de Tulipán”, entre tragos de ron Havana Club con Tukola, juegos de dominó, chicharrones de cerdo y tamales.

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