Lo de siempre “campaña de desestabilización”

Mario J. Viera.

El arzobispo Carlo Maria Viganó. Foto: The Dialog

Es la socorrida excusa  de todos esos gobiernos donde la transparencia ni siquiera tiene valor nominal. Cuando los medios se hacen eco de una que otra trapisonda de algún gobierno cerrado a la crítica, autoritario o populista la respuesta es siempre la misma: se trata de una campaña mediática de desestabilización; si no que lo digan los Castro, o Chávez o Correa.

Si los medios denuncian o reproducen una denuncia sobre corrupción, sucios manejos, violaciones de derechos humanos de esos gobiernos reacios a ventilar en público sus interioridades, de inmediato estos se lanzan en contra del mensajero. Los malos son los medios que tergiversan los hechos no los que cometen las tropelías sacadas a la luz por la prensa.

La última denuncia contra los medios, acusados de promover una campaña desestabilizadora, no la ha formulado Rafael Correa, ni tampoco Chávez; no se ha suscrito en la Cuba bajo el castrismo, quien se ha sentido ofendido en contra de la prensa crítica, de la prensa que informa y expone no es ninguno de esos especímenes sino el eminentísimo Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone.

Parece ser que hasta satanás se ha metido a periodista y le ha dado por impulsar una campaña desestabilizadora, no ya contra el Vaticano como Estado secular, sino contra la misma iglesia de Cristo según la opinión de Bertone el camarlengo de la corte papal.

Refiriéndose a los informes periodísticos sobre el escándalo de corrupciones que sacude a la Santa Sede, Bertone ha declarado: “Muchos diarios juegan a imitar a Dan Brown. Se inventan fábulas y leyendas. Todo es falso y la verdad es que hay una voluntad de dividir que viene del diablo”.

Ya la prensa internacional no está controlada solamente por el imperialismo y los malditos oligarcas que denuncian los del Socialismo del Siglo XXI, ahora responde a las fuerzas del maligno con satánica voluntad. ¡El diablo denunciando inmoralidades y poniendo al descubierto los tejemanejes de la curia católica! No sé, pero esta conclusión del Secretario de Estado del Vaticano me trae a la mente aquella denuncia de hace dos milenios contra alguien que se decía expulsaba a los demonios con ayuda del demonio.

Ya no se trata de los escándalos en torno a numerosos sacerdotes pederastas, a veces mantenido en secreto pudoroso por el mismo Vaticano, se trata de las denuncias formuladas por Monseñor Carlo María Viganó, exsecretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, ahora depuesto de su cargo y trasladado a los Estados Unidos bajo la apariencia de promoción como Nuncio Apostólico en Washington, sobre robos cometidos en las villas pontificias, la emisión de facturas falsas por el director del Museo del Vaticano, Paolo Nicolini, la pérdida de dos millones y medio de dólares y el desfalco de más de 92 mil dólares por Nicolini cuando presidía la Pontificia Universidad Lateranense.

La olla estalló a mediados de enero con la publicación de dos cartas filtradas a la prensa del cardenal Viganó que denunciaba la corruptela en altas esferas pontificias. Una de las cartas de Viganó, la del 7 de julio de 2011 dirigida al Sumo Pontífice ─ donde expresaba su “profundo dolor y amargura” por su nombramiento como Nuncio en Estados Unidos ─ fue citada en programa “Gli Intoccabili” de la televisora privada La7. La reacción del Vaticano fue inmediata criticando  los métodos utilizados por el reportaje periodístico y expresando, además, “tristeza por la publicación de documentos reservados”. El vocero del Vaticano, Federico Lombardi cuestionaría la confección del programa de La7 como “estilo de información facciosa respecto al Vaticano y a la Iglesia Católica".

Hubo filtración, una especie de vaticanleak. Alguien muy próximo al trono de San Pedro debió haberlo hecho. Entonces apareció “il Corvo”. El 26 de mayo la Gendarmería del Vaticano detiene a Paolo Gabriele, mayordomo del Papa, un miembro del círculo íntimo de Benedicto XVI, acusado como el principal autor de la divulgación de la correspondencia privada del papado. “Cajas repletas de documentos y el aparataje necesario para fotografiar y reproducir documentos” fueron ocupadas en su departamento de la Vía de Porta Angelica como se le informó a la prensa.

La prensa comienza a especular. Quizá las filtraciones a los medios tengan la intención de proteger al anciano Papa frente a las intrigas de algunos de sus más cercanos colaboradores. En todas las cortes reales ha habido intrigas palatinas y el Vaticano no es otra que una corte absolutista tal y como fuera la Corte de Luis XIII sin carecer hasta de una figura que recuerda al Cardenal Richelieu: Tarcisio Bertone.

Sospechosa resulta la decisión de Bertone de sacar de Roma a Viganó tras las denuncias de corrupción que hiciera este último.  Aunque Bertone ha declarado que en “la secretaria de Estado entre todos los colaboradores hay unidad, un compromiso que no existe en otros ámbitos. Nos reunimos sistemáticamente en un clima de unidad, que es lo contrario de lo que presentan los medios de comunicación”, las cartas filtradas de Viganó y las respuestas dadas por el vocero del Vaticano, más la decisión de desterrar a Viganó bajo la excusa de un nombramiento diplomático, lo que se desprende es precisamente lo contrario de lo que quiere dar a entender.

Bertone puede si quiere demonizar a la prensa pero los hechos están a la vista. El Vaticano como gobierno, como Estado secular, no es la Iglesia, y las críticas no se dirigen en contra de la fe. La bola de nieve del actual conflicto dentro de la corte papal seguirá creciendo en la misma medida que su actuación se aparte de la transparencia.

El diablo no está manchándose con tinta de imprenta, el diablo actúa en la sombra de los corredores de San Pedro y en las ambiciones de los empurpurados. San Malaquías (1094 – 1148) profetizó la llegada del último Papa, el 112 en su lista llamado Pedro el Romano; ¿será ese Pedro el Romano Tarcisio Bertone? Su nombre real es Tarcisio Pietro (Pedro) Evasio Bertone y nació el 2 de diciembre de 1934 en Romano Canavese, Italia.