Wisconsin, lecciones de una elección
Armando González.
EL NUEVO HERALD
El
pasado martes tuvo lugar, en el estado de Wisconsin, “una elección de
revocación” para destituir al gobernador Scott Walker (R), electo en noviembre
de 2010. Es la primera elección de revocación en la historia de Estados Unidos
en la que un gobernador en funciones logró ganar y mantener su puesto. Walker
fue el blanco del esfuerzo de revocación porque, en su primer año de gobierno,
eliminó la mayoría de las negociaciones colectivas de los sindicatos del sector
público así como su práctica de cobrar las cuotas de empleados a los sindicatos
por medio de deducciones en las nóminas.
Por
la gran importancia de lo que estaba en juego: el puesto del gobernador y el
reto de los sindicatos del sector público, los observadores la calificaron como
“la segunda elección más importante del 2012”.
El
aspecto más controversial del plan Walker fue su radical limitación del poder
de los sindicatos y, en particular, las negociaciones colectivas. Antes de
Walker, a todos los trabajadores de los gobiernos municipales, condales y
estatales, se les requería hacerse miembros de sindicatos y pagar cuotas de
membresía. Los sindicatos, por su parte, podían negociar todas las condiciones
de empleo ─ salarios, beneficios, reglas de trabajo. Walker convirtió en
opcional la membresía en los sindicatos, eliminó la deducción automática de
cuotas y eliminó las negociaciones colectivas excepto por el tema de salarios.
Hoy, los sindicatos pueden aún negociar salarios para todos sus miembros pero
los gobiernos pueden decidir, por sí solos, las reglas de trabajo y otras formas
de compensación. Los empleados, por su parte, pueden decidir si desean
pertenecer al sindicato.
La
base fundamental del gobernador Walker es la credibilidad lograda en su primer
año y medio de gobierno. Su administración ha logrado eliminar un déficit de
$3,600,000,000 sin aumentar impuestos o reducir servicios. El impuesto a la
propiedad se redujo por primera vez desde 1998. El propietario promedio hubiera
tenido que pagar $700 más si las cosas hubieran seguido como iban. El gobierno
estatal proyecta un superávit de $150,000,000 al final del año fiscal en curso.
Cincuenta
y dos distritos escolares están ahorrándose $220 por estudiante porque ahora
están en libertad de escoger la compañía de seguros de salud que deseen en
lugar de estar obligados a negociar solamente con WEA Trust, un grupo dirigido
por el sindicato de maestros más grande del estado. El cuadro de empleos
también ha mejorado. En 2011 el estado añadió 24,000 nuevos empleos. La revista
Chief Executive sitúa a Wisconsin en la posición número 20 (de 50 estados) en
términos de facilidad para hacer negocios. Separadamente, una encuesta de
Wisconsin Manufacturers and Commerce encontró que 62 por ciento de los
encuestados planean crear trabajos en Wisconsin este año. El 95 por ciento de
los presidentes de compañías encuestados dijeron que “el estado va por el
camino correcto”.
La
victoria de Walker ha puesto al descubierto el origen del poder de los
sindicatos del sector público en el país: se basa en que el gobierno colecta
cuotas de sindicatos en cada cheque que imprime y envía cuotas a los sindicatos
sin el consentimiento de los empleados. Nadie más puede hacer eso. Las reformas
de Walker terminaron con eso. Los trabajadores deciden ahora si quieren pagar
cuotas sindicales. La respuesta es “NO” en muchos casos.
La
American Federation of State, County and
Municipal Employees (AFSCM) fue fundada en Madison, Wisconsin, en 1936,
haciendo a Wisconsin el punto de partida para el esfuerzo nacional de organizar
a los trabajadores del sector público. Pero ahora, AFSCM local 24 en Madison
que representaba a 22,300 trabajadores estatales el año pasado ha visto su
membresía reducirse a 7,100, escasamente un tercio en menos de un año. En todo
el estado, AFSCM ha visto sus filas reducirse a menos de la mitad. Igualmente, The American Federation of Teachers ha
perdido 6,000 de sus 17,000 miembros.
Scott
Walker ganó porque cumplió con sus promesas de campaña en 2010. Su objetivo
principal fue responsabilidad fiscal y balancear el presupuesto estatal. Una de
sus primeras acciones fue devolver a Washington $800,000,000 designados para un
ferrocarril de alta velocidad en Wisconsin y lo explicó claramente: el estado
no lo necesita y los contribuyentes no pueden pagarlo. Walker ha dicho,
repetidamente, que hubiera deseado más tiempo explicando sus reformas antes de
implementarlas. Sus enemigos políticos entendieron dos cosas desde el
principio: las reformas funcionarán y debilitarán a los sindicatos del sector
público. Y eso fue lo que pasó. Los empleados del sector público, cuando se les
presentó la alternativa, están optando por permanecer independientes de los
sindicatos.
Walker
transformó un déficit de $3,600,000,000 en un superávit de $154,000,000. El
desempleo en Wisconsin, 6.7 por ciento esta bien por debajo de la cifra
nacional, 8.2 por ciento. Los negocios están optimistas can la dirección del
estado. Y todo eso en 16 meses.
Resultados.
Por eso Walker ganó.
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