Tuesday, June 12, 2012


Wisconsin, lecciones de una elección

Armando González. EL NUEVO HERALD

El pasado martes tuvo lugar, en el estado de Wisconsin, “una elección de revocación” para destituir al gobernador Scott Walker (R), electo en noviembre de 2010. Es la primera elección de revocación en la historia de Estados Unidos en la que un gobernador en funciones logró ganar y mantener su puesto. Walker fue el blanco del esfuerzo de revocación porque, en su primer año de gobierno, eliminó la mayoría de las negociaciones colectivas de los sindicatos del sector público así como su práctica de cobrar las cuotas de empleados a los sindicatos por medio de deducciones en las nóminas.

Por la gran importancia de lo que estaba en juego: el puesto del gobernador y el reto de los sindicatos del sector público, los observadores la calificaron como “la segunda elección más importante del 2012”.

El aspecto más controversial del plan Walker fue su radical limitación del poder de los sindicatos y, en particular, las negociaciones colectivas. Antes de Walker, a todos los trabajadores de los gobiernos municipales, condales y estatales, se les requería hacerse miembros de sindicatos y pagar cuotas de membresía. Los sindicatos, por su parte, podían negociar todas las condiciones de empleo ─ salarios, beneficios, reglas de trabajo. Walker convirtió en opcional la membresía en los sindicatos, eliminó la deducción automática de cuotas y eliminó las negociaciones colectivas excepto por el tema de salarios. Hoy, los sindicatos pueden aún negociar salarios para todos sus miembros pero los gobiernos pueden decidir, por sí solos, las reglas de trabajo y otras formas de compensación. Los empleados, por su parte, pueden decidir si desean pertenecer al sindicato.

La base fundamental del gobernador Walker es la credibilidad lograda en su primer año y medio de gobierno. Su administración ha logrado eliminar un déficit de $3,600,000,000 sin aumentar impuestos o reducir servicios. El impuesto a la propiedad se redujo por primera vez desde 1998. El propietario promedio hubiera tenido que pagar $700 más si las cosas hubieran seguido como iban. El gobierno estatal proyecta un superávit de $150,000,000 al final del año fiscal en curso.

Cincuenta y dos distritos escolares están ahorrándose $220 por estudiante porque ahora están en libertad de escoger la compañía de seguros de salud que deseen en lugar de estar obligados a negociar solamente con WEA Trust, un grupo dirigido por el sindicato de maestros más grande del estado. El cuadro de empleos también ha mejorado. En 2011 el estado añadió 24,000 nuevos empleos. La revista Chief Executive sitúa a Wisconsin en la posición número 20 (de 50 estados) en términos de facilidad para hacer negocios. Separadamente, una encuesta de Wisconsin Manufacturers and Commerce encontró que 62 por ciento de los encuestados planean crear trabajos en Wisconsin este año. El 95 por ciento de los presidentes de compañías encuestados dijeron que “el estado va por el camino correcto”.

La victoria de Walker ha puesto al descubierto el origen del poder de los sindicatos del sector público en el país: se basa en que el gobierno colecta cuotas de sindicatos en cada cheque que imprime y envía cuotas a los sindicatos sin el consentimiento de los empleados. Nadie más puede hacer eso. Las reformas de Walker terminaron con eso. Los trabajadores deciden ahora si quieren pagar cuotas sindicales. La respuesta es “NO” en muchos casos.

La American Federation of State, County and Municipal Employees (AFSCM) fue fundada en Madison, Wisconsin, en 1936, haciendo a Wisconsin el punto de partida para el esfuerzo nacional de organizar a los trabajadores del sector público. Pero ahora, AFSCM local 24 en Madison que representaba a 22,300 trabajadores estatales el año pasado ha visto su membresía reducirse a 7,100, escasamente un tercio en menos de un año. En todo el estado, AFSCM ha visto sus filas reducirse a menos de la mitad. Igualmente, The American Federation of Teachers ha perdido 6,000 de sus 17,000 miembros.

Scott Walker ganó porque cumplió con sus promesas de campaña en 2010. Su objetivo principal fue responsabilidad fiscal y balancear el presupuesto estatal. Una de sus primeras acciones fue devolver a Washington $800,000,000 designados para un ferrocarril de alta velocidad en Wisconsin y lo explicó claramente: el estado no lo necesita y los contribuyentes no pueden pagarlo. Walker ha dicho, repetidamente, que hubiera deseado más tiempo explicando sus reformas antes de implementarlas. Sus enemigos políticos entendieron dos cosas desde el principio: las reformas funcionarán y debilitarán a los sindicatos del sector público. Y eso fue lo que pasó. Los empleados del sector público, cuando se les presentó la alternativa, están optando por permanecer independientes de los sindicatos.

Walker transformó un déficit de $3,600,000,000 en un superávit de $154,000,000. El desempleo en Wisconsin, 6.7 por ciento esta bien por debajo de la cifra nacional, 8.2 por ciento. Los negocios están optimistas can la dirección del estado. Y todo eso en 16 meses.

Resultados. Por eso Walker ganó.

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