El IFE, la Fepade y la carabina de
Ambrosio
Humberto Musacchio*. EXCELSIOR
La
campaña transcurría en calma chicha. Según las encuestas, Enrique Peña Nieto
iba (va, dicen) arriba por 20 puntos y a sus contrincantes no les quedaba más
que la pelea por el segundo lugar. Pero apareció un sondeo que daba sólo cuatro
puntos de ventaja al priista y a partir de entonces se ha desatado la guerra
sucia en un tono que corrige y aumenta la de 2006.
Las
encuestas siguen siendo generosas, generosísimas con Peña Nieto. Desde
diciembre van y vienen incidentes graves y no se le despeina un pelo al hombre
del gran copete. El diario inglés The Guardian revela un ilegal contrato
publicitario entre Peña Nieto y una empresa televisora, mediante empresas
filiales o fantasmas, y los consejeros del IFE se encogen de hombros y la
Fepade se declara inexistente.
A The New York Times, que no tiene simpatía
alguna por Andrés Manuel López Obrador, le sorprende que las “indagatorias de
corrupción contra Peña Nieto, las protestas juveniles e incluso infidelidades
maritales” que en otros países “bastarían para derrumbar a cualquier candidato
en las encuestas”, aquí en México no signifiquen nada, según los encuestadores,
por supuesto.
Circula
en internet un correo que muestra las inconsistencias — de algún modo hay que
llamarlas — de la casa Mitofsky, que en 2010 pronosticó triunfos del PRI en
Sinaloa, Oaxaca y Puebla, tres estados en los que el tricolor perdió la
gubernatura pese a que los muestreos le daban ventajas de ocho, cinco y 12
puntos. Sus mediciones han sido igualmente inexactas en Hidalgo y Veracruz,
estados donde ganó el PRI, pero no por las diferencias que auguraba de 21 y 23
puntos, sino sólo por cinco y dos puntos, en entidades rígidamente controladas
por los cacicazgos priistas.
Sorprende
que al IFE no le preocupe tanta inexactitud. Con su indiferencia, permite que
las encuestas se conviertan en instrumentos de propaganda y en profecías que al
causar desánimo en el votante opositor acaban por validarse a sí mismas, por
autocumplirse.
Es
conmovedora la continencia de los señores consejeros del IFE ante el derroche
del PRI, que con multitudinarias comitivas va por todo el país regalando
plumas, tazones, banderines, costales de cemento, ladrillos, lavadoras,
computadoras, refrigeradores y cuanto objeto puede allegarle votos. Pero el IFE
y la Fepade no se han enterado, aunque eso sí, están muy preocupados por el
gasto de campaña de López Obrador, un candidato que viaja en clase turista
mientras Peña Nieto tiene a su disposición una flotilla de aviones y
helicópteros, según información no desmentida de Reforma, que hasta publicó la
foto de esas aeronaves cuyo alquiler cuesta más de cinco mil dólares la hora.
Otra
vez circulan los videos difamatorios contra López Obrador, algunos avalados
expresamente por el PAN y, lo que es mucho más preocupante: ya se desataron las
agresiones físicas de bandas de rufianes priistas contra los muchachos del
movimiento #YoSoy132, como ocurrió en el Estadio Azteca, al que los priistas
llevaron 16 mil golpeadores acarreados. Y el IFE y la Fepade, para despertar de
su letargo, quizás están esperando que asesinen a algunos estudiantes.
Se
descubre que andan desaparecidas 15 mil boletas y los señores consejeros no
logran salir de su modorra, aunque lo cierto es que pueden ser más, muchísimas
más, pues si se extravían o duplican 15 mil, ¿por qué no 150 mil o millones de
boletas? ¿Y qué decir de la intromisión del crimen organizado en varias
regiones del país? ¿Qué esperan las autoridades, las electorales y las otras,
para intervenir?
*Periodista y
autor de Milenios de México
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