Friday, June 1, 2012


La bandeja de plata

Es innegable que existen en el Ecuador dos corrientes muy identificables que son, para decirlo de una vez, el correísmo y el anti correísmo.

Marco Lara Guzmán. HOY. Com

No, de ninguna manera. Nadie puede negar a nadie su derecho de presentar sus aspiraciones o pretensiones de ser candidato en las próximas elecciones a cualquier posición. Con lo fácil, además, que es ser postulante, puesto que nuestra Constitución garantista así lo consagra. Las únicas cortapisas admisibles son el decoro y los correspondientes antecedentes históricos, aparte de los requisitos señalados en la normativa vigente, a lo que habría que añadir la capacidad personal, la honradez, la rectitud de intención y el apoyo de grupos más o menos orgánicos y significativos. Aunque algo hay, lejos están las disposiciones de la Carta Política de 1830, casi diseñada por un sastre para hacerla al corte y medida de algún predestinado.

Es innegable que existen en el Ecuador dos corrientes muy identificables que son, para decirlo de una vez, el correísmo y el anti correísmo. Resulta así un panorama simplísimo, no tanto por la inercia política, tan ecuatoriana y tan suicida, cuanto porque así se ha conformado el escenario nacional, por obra de dividir y predicar con notable insistencia, que la nación está integrada, sin más, por buenos y malos.

Sin embargo, difiérase cuanto se difiera el anuncio de la segura postulación del economista Correa, no aparece la contraparte como expresión clara y poderosa, todo esto a escasos meses de la apertura de la campaña electoral. Gobiernismo y oposición son hechos existentes, pero no se concreta tal realidad en términos de acción. La oposición no logra hacer lo único que, en términos inteligentes, debería hacerse, esto es la formación de una gran plataforma que responda a lo que piensa y siente.

Muy por el contrario, lo que ha asomado es una increíble expresión de desentendimiento entre los opositores. Unos callan, otros lanzan globos de ensayo, otros esconden sus intenciones. Algunos hacen el papel del Bautista gritando sus llamados en el reseco y yermo desierto que es, hoy por hoy, el país, sin que tengan ni eco ni respuesta ni se produzca el arrepentimiento, que buena falta hace entre quienes, de muchas maneras, tienen responsabilidad en lo que nos acontece.

La izquierda, integrada y dirigida por antiguos fervientes partidarios del correísmo, no tiene mucho que decir. La derecha, pagando dos lustros de tambaleante y obscura desorientación, tampoco. El centro, no es más que un lugar de contornos indefinidos, perdido entre las tiendas del barrio y el bailoteo que ensaya cuando cualquier música suena bien o mal en sus complacientes orejas. ¡Cuánta falta hacen los líderes que sabían pensar y reflexionar. Que luego de eso pronunciaban con voz fuerte e incontrastable y sin amilanamientos, lo que habían pensado, transformando sus pensamientos y sus voces, en acción valiente y decisiva!

Si la oposición cree que debe triunfar en las elecciones de comienzos del año venidero y no usa la brújula y el rumbo necesarios, ni rema en una sola dirección, me atrevo a pensar que más bien ha escogido el triste papel de limpiar y abrillantar el metal de la bandeja de plata que está tendiendo al régimen.

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