La bandeja de plata
Es innegable que existen en el Ecuador
dos corrientes muy identificables que son, para decirlo de una vez, el
correísmo y el anti correísmo.
Marco Lara Guzmán.
HOY. Com
No,
de ninguna manera. Nadie puede negar a nadie su derecho de presentar sus
aspiraciones o pretensiones de ser candidato en las próximas elecciones a
cualquier posición. Con lo fácil, además, que es ser postulante, puesto que
nuestra Constitución garantista así lo consagra. Las únicas cortapisas
admisibles son el decoro y los correspondientes antecedentes históricos, aparte
de los requisitos señalados en la normativa vigente, a lo que habría que añadir
la capacidad personal, la honradez, la rectitud de intención y el apoyo de
grupos más o menos orgánicos y significativos. Aunque algo hay, lejos están las
disposiciones de la Carta Política de 1830, casi diseñada por un sastre para
hacerla al corte y medida de algún predestinado.
Es
innegable que existen en el Ecuador dos corrientes muy identificables que son,
para decirlo de una vez, el correísmo y el anti correísmo. Resulta así un
panorama simplísimo, no tanto por la inercia política, tan ecuatoriana y tan
suicida, cuanto porque así se ha conformado el escenario nacional, por obra de
dividir y predicar con notable insistencia, que la nación está integrada, sin
más, por buenos y malos.
Sin
embargo, difiérase cuanto se difiera el anuncio de la segura postulación del
economista Correa, no aparece la contraparte como expresión clara y poderosa,
todo esto a escasos meses de la apertura de la campaña electoral. Gobiernismo y
oposición son hechos existentes, pero no se concreta tal realidad en términos
de acción. La oposición no logra hacer lo único que, en términos inteligentes,
debería hacerse, esto es la formación de una gran plataforma que responda a lo
que piensa y siente.
Muy
por el contrario, lo que ha asomado es una increíble expresión de
desentendimiento entre los opositores. Unos callan, otros lanzan globos de
ensayo, otros esconden sus intenciones. Algunos hacen el papel del Bautista
gritando sus llamados en el reseco y yermo desierto que es, hoy por hoy, el
país, sin que tengan ni eco ni respuesta ni se produzca el arrepentimiento, que
buena falta hace entre quienes, de muchas maneras, tienen responsabilidad en lo
que nos acontece.
La
izquierda, integrada y dirigida por antiguos fervientes partidarios del
correísmo, no tiene mucho que decir. La derecha, pagando dos lustros de tambaleante
y obscura desorientación, tampoco. El centro, no es más que un lugar de
contornos indefinidos, perdido entre las tiendas del barrio y el bailoteo que
ensaya cuando cualquier música suena bien o mal en sus complacientes orejas.
¡Cuánta falta hacen los líderes que sabían pensar y reflexionar. Que luego de
eso pronunciaban con voz fuerte e incontrastable y sin amilanamientos, lo que habían
pensado, transformando sus pensamientos y sus voces, en acción valiente y
decisiva!
Si
la oposición cree que debe triunfar en las elecciones de comienzos del año
venidero y no usa la brújula y el rumbo necesarios, ni rema en una sola dirección,
me atrevo a pensar que más bien ha escogido el triste papel de limpiar y
abrillantar el metal de la bandeja de plata que está tendiendo al régimen.
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