Un esclarecimiento, quizás “no tan
honesto”
Pablo Pascual
Méndez Piña. CUBANET
Camión utilizado para transportar a parte de los asaltantes al Palacio Presidencial el 13 de Marzo de 1957 |
Hubo
que esperar 55 años, para que Fidel Castro hiciera un esclarecimiento sobre el
ataque al cuartel del Uvero, donde se demostró — según las doctrinas — “La
mayoría de edad del Ejército Rebelde”.
En
sus más reciente Reflexión, titulada “Un esclarecimiento honesto”, Castro
dice que después de la conmemoración del
violento combate, el pasado 28 de mayo, se vio obligado a revelar que Manuel
Piñeiro, “Barbarroja”, obtuvo un alijo de armas “asociadas” al ataque a Palacio
por el Directorio Revolucionario, que más tarde fueron transferidas a la Sierra
Maestra a través de Frank País.
Con
esas armas y las que tenían — alega el articulista — atacaron el cuartel del
Uvero, motivados por un fuerte sentimiento de
solidaridad, con los expedicionarios del Corinthia, dirigidos por
Calixto Sánchez White, y declara que “la decisión tomada fue incorrecta”.
Creo
que a estas alturas a nadie le importa que Fidel Castro cometiera un error
táctico-estratégico, hace más de medio siglo.
Sin embargo, la revelación del origen de las armas, con las que
combatió, llama la atención, pues una de las causas que, propiciaron el fracaso
de las acciones acontecidas el 13 de marzo de 1957, según los criterios de
algunos sobrevivientes, fue la no participación de un grupo de refuerzo que
apoyaría el asalto, y cabe la posibilidad de que las armas utilizadas en la
operación del Uvero, procedan de ese contingente que se acobardó o recibió la
orden de no presentarse en el ataque.
El
asalto al Palacio Presidencial, para muchos la acción más audaz del periodo
revolucionario 52-59, pudo ser saboteado por intereses políticos.
Se
exacerban las dudas, puesto que la muerte súbita de Fulgencio Batista, hubiera
tachado los motivos por los cuales los revolucionarios emprendieron el camino
de la lucha armada, supuestamente para restaurar la democracia interrumpida
desde el golpe militar del 10 de marzo de 1952 y, de haberse concretado el
éxito del Directorio, comandado por José Antonio Echeverría, lo más probable es
que el movimiento 26 de julio, dirigido por Fidel Castro, pasara a un segundo
plano del protagonismo revolucionario.
Lo
cierto es que el asalto al Palacio Presidencial, donde cayeron importantes
líderes del Directorio Revolucionario, continúa siendo oscurecido por las
pompas del régimen. Es notable la inexistencia de condecoraciones alegóricas al
suceso. Igualmente produjo recelos que
la “Asamblea General del Poder Popular” ,a propuestas del general-presidente
Raúl Castro, nombrara al año 2007 como “el año 48 del triunfo de la
revolución”, en vez del 50 aniversario del Asalto al Palacio Presidencial,
aniversario redondo, que muchos consideran debió haberse recordado. Entretanto, el memorial dedicado a sus caídos
en el cementerio de Colón, tiene la jardinería descuidada y la bandera izada en
el monolito, está descolorida y deshecha.
Fidel
Castro, dedicado, a tiempo completo, a narrar los hechos históricos de la lucha
en la Sierra Maestra, también debería esclarecer con honestidad cómo y de
dónde, “el genio tenebroso” de Barbarroja obtuvo las armas asociadas al asalto
a Palacio.
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