Víctor Hugo DPaola. TAL CUAL. Digital
Mahmud Ahmadineyab ha visitado a Venezuela con más frecuencia que a cualquier otro país occidental. Multitudes salieron a las calles de Teherán y de otras ciudades iraníes a protestar los resultados electorales en las últimas elecciones parlamentarias, todas las organizaciones de oposición condenaron el fraude electoral.
Aquellas protestas fueron reprimidas a sangre y fuego, sin ninguna consideración por parte del ex jefe de milicias de los "guardianes de la revolución", quien tiene fama de implacable. De la acusación nacional e internacional de haber dirigido un fraude no ha podido desligarse, aun con las continuas provocaciones retadoras a Occidente.
Vladimir Putin se turna en la presidencia con su títere Medveded, cuando éste asume la presidencia, aquel es el primer ministro. Ahora en medio de manifestaciones que lo protestan se prepara para volver a la presidencia.
Aun con el frío inmenso del invierno ruso multitudes han salido a la calle rechazando el fraude electoral que lo mantiene en el poder. Son varios los comentaristas internacionales que dicen que a Putin, ex jefe de la KGB y defensor del tirano genocida de Siria, le queda poco tiempo en el poder.
En nuestra América Latina, en la República de Nicaragua, otro gobernante viola la Constitución que prohíbe la reelección por más de dos períodos. Además lo hace en medio de un evidente fraude electoral. Daniel Ortega, mediocre, busca perpetuarse en el poder. Grandes manifestaciones se hicieron rechazando la pretensión hegemónica.
Los tres, además de su origen fraudulento, presiden gobiernos sumamente corruptos. No se trata del mal que aqueja a muchas democracias, sino de verdaderos saqueos a las riquezas nacionales.
La larga tiranía de los ayatolas en Irán ha protegido al gobierno de Ahmadineyab de tantos crímenes y corrupción. Con Putin en Rusia, las mafias han adquirido poderes ilimitados, donde el crimen y la corrupción van parejos.
En Nicaragua, el matrimonio gubernamental es famoso por sus prácticas corruptas. El escritor Sergio Ramírez en sus estupendos artículos lo ha mostrado. Los tres gobernantes, a quienes nos referimos, son amigos de Hugo Chávez.
Al iraní lo ha llamado "un hombre bueno", a Putin, con la ridiculez del caso, le llama por su nombre, Vladimir, a Ortega lo considera uno de sus panas, es de la cofradía de la llamada ALBA.
El Presidente venezolano siempre ha estado listo para dar la cara en defensa de estos, sus amigos, que combinan la represión con los crímenes, el fraude electoral con la corrupción. Es natural, en lo de fraude y corrupción, ha sido un buen imitador de aquellos pésimos gobernantes.
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