Ana Angulo Benavides. HOY.com
Correa feliz por fallo millonario |
Finalmente ocurrió lo que veía venir: tres jueces de la flamante Corte Nacional de Justicia fallaron en contra de El Universo con una condena que lo obliga a pagar $40 millones de indemnización al presidente de la República y tres años de cárcel para sus directivos y el exeditor de Opinión Emilio Palacio.
Con la sentencia, el presidente se habrá convertido en el mandatario más rico del mundo en un Régimen democrático, según las cuentas realizadas por un lector de HOY que investigó los sueldos de varios presidentes, entre ellos, el de la nación más poderosa del mundo, Barack Obama, quien, en cuatro años, percibirá ingresos por $2 676 000. En cambio, el ecuatoriano, con la indemnización de El Universo más los $2 millones de los periodistas autores de El Gran Hermano (en caso de ratificarse la sentencia de primera instancia), recibiría $42 millones, sin contar con los sueldos, viáticos, gastos de representación, etc., propios de su investidura.
En reiteradas ocasiones, el demandante ha manifestado que no le interesa la plata, sino sentar un precedente contra lo que considera abusos de la "prensa corrupta" y que esos fondos los donará a la iniciativa Yasuní-ITT, pues se considera un cruzado en la lucha contra los medios, claro está, contra los que no son controlados por el Gobierno.
"Ha brillado la justicia", dijo un sonriente mandatario la madrugada del pasado jueves, luego de que los jueces desecharan el recurso de casación presentado por la defensa del periódico. Seguramente lo cree y, con él, probablemente muchas personas, algunas de corazón y otras por quedar bien con el poderoso.
Pero algo no anduvo bien en el proceso, ya que, si hubiese sido estrictamente apegado al derecho, no habrían sido necesarias tantas demostraciones de fuerza ni el "meterle las manos a la justicia", como dijo antes de convocar a la consulta que dio pie al cambio de la Corte sin esperar a que se cumplieran los procesos contemplados en la Constitución.
Además, tratándose de un juicio de carácter privado, no habría tenido que utilizar los espacios de "rendición de cuentas" para denostar contra los directivos y periodistas del diario, incluso romperlo ante las cámaras de la televisión. Tampoco habría "insinuado" públicamente las fechas tentativas de las audiencias ni, menos aún, habría acudido a las mismas rodeado de funcionarios del más alto nivel, ni algunos de ellos habrían tenido que estar en las afueras de las cortes dirigiendo las barras bravas de supuestos espontáneos, en evidente presión a los jueces. Tampoco habría tenido que, desde la majestad del poder, tener defender la probidad de sus abogados, pues, cuando se actúa bien, no hay necesidad de explicación alguna.
En un Estado de Derecho, la Ley habla por sí sola, sin necesidad de "ayuda". Este no fue el caso.
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