Mario J. Viera
No deja de sorprender la estrella brillante del Tea Party, Marco Rubio. De tiempo en tiempo salen a relucir cosas de su vida que marcan su personalidad. Primero nos restregaba a la cara que era hijo de exiliados anticastristas y nadie lo ponía en duda ¿Por qué habría que dudarlo? ¡Ah, pero resultó que la condición de exiliados de sus padres era mentira! Sus padres habían emigrado a los Estados Unidos cuando todavía Fidel Castro se encontraba en México preparando su invasión a la isla.
Nunca fue hijo de exiliados anticastristas. Ahora el sostiene que es católico de pura cepa ¿Y qué sucede? Pues que primero fue mormón ya que fuera bautizado en una iglesia de esa denominación donde laboraban sus padres. Ciertamente en aquella fecha él solo tenía 8 años de edad, hay que perdonarle si se tuviera que perdonar a alguien por elegir la religión que le venga en ganas.
Nos informa ahora que seis años después se convirtió al catolicismo; es decir cuando tenía 14 años de edad. Esa fue su decisión y también hay que perdonársela; no hay nada malo en eso de convertirse al catolicismo. Sí, pero ¿es católico en realidad? Quizá sea un caso extraño de sincretismo católico-bautista.
Según un artículo del Tampa Bay Times, firmado por Alex Leary y reproducido por El Nuevo Herald, en el Manual del Empleado de la Cámara de la Florida en el 2000, Rubio se describió a sí mismo como católico. Dos años después, se listó a sí mismo como bautista, pero dos años más tarde se identificó a sí mismo como católico. El articulista del Tampa Bay Times agrega: “La naturaleza dual ─ ¿es católico o protestante? ─ ha captado la atención de los observadores”
“¿Está Marco Rubio tratando de persuadir a ambos lados, para cortejar mejor a los votantes católicos y los evangélicos? ─ escribió Eric Giunta, columnista católico de la publicación de internet Renew America, después de la elección de noviembre del 2010 que catapultó a Rubio a la escena nacional como senador federal ─ ¿O es él solamente una víctima más de la indiferencia religiosa que marca en gran medida el catolicismo práctico actual, gracias a décadas de malnutrición espiritual sufrida a manos de prelados inicuos, ineptos u holgazanes? Es una pregunta que vale la pena hacer, y esperamos que Rubio la responda”.
¡Nada!, que Marquito es una verdadera caja de sorpresas. Posee buena labia, tiene presencia y porte y, sin discusión, posee un marcado carisma, pero ¡Cuántas contradicciones hay en él! En estas contradicciones se manifiesta también su posición ante la propuesta del Dream Act a la que se opone, según dice, en su forma actual pero sin definir su propia versión. En medio de un discurso que diera ante la Red de Liderazgo Hispano, dos jóvenes hispanos le interrumpieron con pancartas enarboladas, en una de las cuales se leía: “Marco Rubio: ¿Latino or Tea Partino? ¿Tu partido o tu Gente?” Parece ser que Marco piensa más como un anglo sajón que como un latino y en fin de cuentas no se sabe si piensa como católico o como bautista ¿o quizá como mormón?
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