Friday, February 17, 2012

El majunche cree que majunches son todos

Mario J. Viera

Se dice que el ladrón piensa que todos son de su condición, eso es pensar como se vive. El dicho también puede resultar aplicable para los majunches ─ ¡Vaya palabrita del lenguaje vernáculo de Venezuela! ─. Un majunche con poder es un majunche peligroso sin dejar de ser un majunche ridículo, aunque cargue con una banda presidencial sobre el lomo.
Chávez es el majunche perfecto. Le ha regalado su rubicundo trasero a los machos cabríos del castrismo; les ha regalado de paso toda Venezuela. Como majunche que es, cada vez que se le atora la pita sale de estampida a pedirle consejo al viejo decrépito que en Cuba fuera otro majunche encumbrado; un mediocre astuto y tramposo, pero que al Diablo le viene el saber no por ser diablo sino por ser viejo.
Como majunche que es, Chávez carece de ideas; ni siquiera tiene una ideología se enreda en un amasijo de criterios donde se mezcla un poco de Bolívar y gran parte de fidelismo; se inspira en Gadafi, su “mártir” favorito y un majunche terrorista; se babea por el poder que tiene Bashar al Assad de aplastar en sangre las protestas populares ¡Qué buen ejemplo inspirador para Chávez!
Como majunche mayor, Chávez se rodea de una corte de majunches lambicones como el Elías Jaua ─ ese sí tiene cara de majunche graduado ─, una corte que le ríe sus pesadeces, que le aplaude rumorosa, que se orinan nada más de verle dando órdenes y  amenazas.
No tiene ideas que defender, a no ser toda esa gandofia del socialismo siglo XXI que como el del siglo XX será un proceso de transición del capitalismo... hacia el capitalismo. Como su mente es estrecha no se atreve a confrontar en el plano de las ideas a un hombre que tiene mucho más de lo que él carece, materia gris y decencia. Se decide, pues, por los ataques personales al estilo de verduleras. Capriles tiene más coraje y presencia que el majunche bobalicón que ocupa, por ahora, Miraflores.
Con Chávez ─ dice furioso ─ se confronta con ideas, con argumentos y cuando digo con Chávez digo con un pueblo, confrontación aquí no es del majunche contra Chávez, es de la burguesía contra el pueblo, el imperio contra la patria. Los apátridas váyanse con el majunche”. Es tan majunche el títere de los Castro que confunde confrontación de ideas y argumentos con epítetos ofensivos.
Hasta ahora Capriles no se ha dejado arrastrar hacia el plano de la chusmería chavista y hace bien, pero muy bien, lo mejor es tirarlo a.... digamos, a caca, a excremento, y concentrar su discurso en una idea de futuro para Venezuela sin siquiera mencionar el nombre del majunche de Miraflores, el abotargado, ridículo y payaso de Chávez, el golpista frustrado y cobarde que no tuvo lo que hay que tener para enfrentar a una mujer que defendía la residencia presidencial y que le sobraba en su corazón lo que a él le faltaba en las entrepiernas.
Van a recoger su gallito muerto”, alardea Chávez ─ un alarde retórico peligroso, porque hay muchos majunches chavistas que pueden interpretar literalmente la amenaza ─; y en su entusiasmo de amenazas y ofensas lo único que demuestra es que le teme a Capriles, le teme a la decisión venezolana de participar multitudinariamente en los comicios de  las primarias opositoras; sin importar que diga: “Hacen fiesta porque sacaron 3 milloncitos y dicen que ya ganaron. ¿Y que creen que voy a sacar yo, dos?”. Bueno, si no revienta antes y se marcha para el averno quizá logre algunos millones de votos de agentes castristas y activistas de Hamas “naturalizados” como venezolanos, junto a una parte del electorado de Venezuela que se deja envolver por el majunchismo populista.
Pero quizá se lleve una gran sorpresa y sea él el gallo muerto que tengan que recoger convertido en una triste masa de excrementos mal olientes. Ya se verá todo lo que puede suceder de ahora hasta el 7 de octubre. Mientras tanto, Capriles tiene que cuidarse pero mucho, no vaya a ser que por algún misterioso accidente la oposición se quede sin su candidato unitario.

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