Mario J. Viera
Las obligaciones contraídas por un usurpador no pueden ser vinculantes para el poseedor legítimo. Las obligaciones contraídas por el castrismo solo son responsabilidad de sus dirigentes. No se puede exigir al Estado cubano, una vez liberado de la tiranía que reconozca las deudas que haya generado un gobierno que usurpara la función gubernamental.
En el 2007, último año que el castrismo reportara su deuda externa esta ascendía a 17 mil 800 millones de dólares, deuda que en lo fundamental se debió a créditos concedidos por gobiernos irresponsables que en nada beneficiaron a la población cubana y sí al fortalecimiento del régimen carcelario de los Castro.
De acuerdo con Pavel Vidal Alejandro para Inter Press Service (11 de abril de 2011), “el último dato de deuda externa reportado por el Banco Central de Cuba corresponde al Reporte Económico de 2007, en que registraba un monto de 17.820 millones de dólares; de los cuales 8.199 millones de dólares corresponden a la deuda que no ha sido objeto de reestructuración desde 1986; 60,2 por ciento comprende a la deuda oficial perteneciente a acreedores del Club de París. La deuda restante (deuda activa) ascendía a 9.621 millones de dólares, de los cuales 7.480 tenían vencimiento en el mediano y largo plazo”.
Este mismo autor citando datos de Economist Intelligence Unit y estimaciones promedio de otras fuentes aseguró que “la deuda externa cubana siguió una tendencia ascendente hasta 2008. Se estima que el país recibió, por la vía del crédito externo neto, alrededor de 6.000 millones de dólares en el período 2005-2008. En 2009 la deuda externa creció menos, dadas las mayores dificultades del país para acceder al crédito internacional como consecuencia de la crisis global y la propia crisis financiera cubana. En 2010 la deuda externa cubana se estimaba ubicada en alrededor de 22.300 millones de dólares...”
El castrismo ha contraído con la antigua Unión Soviética una deuda calculada en 26,7 millones de dólares, que ahora Rusia reclama como propios. Según el Centro de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, la deuda externa del castrismo en 2008 se había elevado hasta 31 mil 700 millones de dólares respecto a los 28 mil 800 millones del 2007, cifras más altas que las reportadas por el Economist Intelligence Unit. El ICCAS señala (19 de mayo de 2009) que los “primeros 10 países acreedores de Cuba son: Venezuela con 11 mil 367 millones de dólares; España con tres mil 200 millones, China con tres mil 170 millones, Japón con dos mil 775 millones, Argentina con mil 967 millones, Francia con mil 856 millones”, indicando, además, que en séptimo lugar se ubican Rumania con mil 236 millones, Rusia (en la era post-soviética) con mil 149 millones, Irán con 656 millones y Panamá con 425 millones de dólares.
En diciembre de 2010 en un cable diplomático filtrado por WikiLeaks se evidenciaba la creciente preocupación de representantes diplomáticos de Francia, Japón, España, Brasil, Italia y Canadá, principales inversores en la isla en cuanto a la posibilidad que el castrismo hubiera sido insolvente en el 2011. No obstante, Brasil, que hasta 2007 Cuba le adeudaba 40 millones de dólares ahora le ha concedido créditos por 640 millones de dólares para ampliación del puerto de El Mariel y otros créditos en la producción de azúcar, estas inversiones brasileñas para Diario de Cuba “igual que el resto de las inversiones extranjeras en Cuba, acarrearán aún más violaciones de derechos laborales. Y si a juicio del canciller Antonio Patriota la situación no es ‘de emergencia’, la acción económica brasileña contribuirá a empeorar el tratamiento de los derechos humanos en el país”.
Todos estos países que han dado créditos a los usurpadores debieran considerar lo que pudiera suceder en el probable caso que el castrismo se desmorone y sea sustituido por un gobierno legítimamente electo por los electores cubanos que desmantele totalmente el Estado totalitario, derogue su intolerante legislación y emprenda la consolidación de la Tercera República. El Estado cubano no reconocerá las obligaciones contraídas con terceros por los que fueron usurpadores del poder y por tanto, la deuda externa del castrismo no será reconocida como vinculante para una Cuba democrática. Una deuda contraída por el castrismo por créditos recibidos que o fueron despilfarrados o se emplearon solo en el fortalecimiento de su aparato represivo y del Partido Comunista.
Esta idea no es mía única; está en la conciencia de la gran mayoría opositora de Cuba; está en la conciencia del exilio cubano. Ya en el Blog Cuba Out en abril de 2010 se decía: “Quien quiera cobrar la deuda tendrá que hacerlo directamente a los Castro, y pueden hacerlo ya desde ahora, una Cuba nueva no puede nacer con tal lastre…”.
El Estado cubano no tiene que reconocer la deuda que el castrismo contrajo con la desaparecida Unión Soviética, ni le reconocerá a la Federación Rusa cualquier derecho que pretenda alegar sobre la misma; la URSS ya no existe y los cubanos no tienen por qué asumir una deuda que se contrajo solo para aumentar su opresión por parte de los usurpadores.
De la misma opinión es Alberto Luzárraga cuando escribió que “la deuda de Cuba es impagable y monstruosa. Ningún gobierno futuro en Cuba libre va a poner a trabajar a los cubanos para solventar las estupideces de la Unión Soviética y de los países occidentales”. En cuanto a los países occidentales que le concedieron créditos a los usurpadores por ambiciones, por debilidad frente a los grupos procastristas de sus países, Luzárraga señala: “esa debilidad no se la van a cobrar al pueblo de Cuba en el futuro aunque no dudamos que intenten hacerlo. Toda la timidez que desplegaron ante el marxismo se va a convertir en exigencias y admoniciones de que si Cuba no arregla se va a perjudicar el comercio y la inversión (...) No amigos, la Cuba futura va a tener que trabajar muy duro para remediar los desastres de cuarenta años de socialismo, y los cubanos del exilio van a tener que dedicar sus capitales y esfuerzo a ese empeño y los de Cuba su trabajo, que debe de ser remunerado justamente”.
Para la reconstrucción del país el Estado cubano requerirá un monto en recursos no menor que a lo que asciende la actual deuda externa del castrismo.
A todos los acreedores del estado totalitario de los Castro les convendrá no seguir concediéndoles créditos que quizá no puedan cobrar y apresurarse para cobrarles lo que les adeudan ahora, mañana quizá será tarde; pero ¡En fin! ¡Allá ellos por hacer tratos con usurpadores!
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