TAL CUAL DIGITAL
1 No hay trazas en el PSUV de alguna ideología sustantiva más allá de rimbombancias que quieren pasar por tales. El socialismo siglo XXI cobró pasajera influencia en la militancia, feliz de disponer por fin de textos sistémicos, pero desde que el profesor Dietterich devino crítico de Chávez, desapareció de la retórica oficial.
Sin homogeneidad de ideas y prácticas democráticas, la unidad depende de la homogeneidad alrededor del Presidente. Esa ratio puramente emocional no puede saciar la sed de identidad de un movimiento que la busca sin encontrarla. Y sin embargo, el PSUV se mantiene parapetado con semejante droga, que provoca alucinaciones excluyentes. El fallecido diputado Carlos Escarrá comparaba a Chávez con "un sol". "Los demás somos satélites girando a su alrededor, iluminados por su luz".
La adhesión servil convive con un descontento manifiesto en textos de irritación y sarcasmo, como los de Javier Biardeau, un intelectual del chavismo: Realpolitik mata a principios escuche bien compañero-camarada-combatiente. Usted, ¿es disciplinado y obediente? Si sigue con la vaina le sale tribunal disciplinario. El poder por encima de la "ética socialista". La corrupción del poder por el poder mismo. Hagámonos todos los pendejos. ¡Que viva la cooptación! El despojo hace de los militantes soldados de un ejército prusiano. Aceptan la castración y encima la aplauden.
"Mentalidad sumisa", dice con desprecio el profesor Biardeau. En cambio, el dirigente del PSUV Nickmer Evans, reconociendo que la cooptación "no cae bien a una base ávida por participar", la justifica alegando que "la decisión debe ser tomada por el líder fundamental" Deidad summa, que todos han de obedecer so riesgo de expulsión. Sólo él conoce los entresijos de la verdad. En su caso no aplica el principio constitucional y estatutario de la igualdad.
Armas de guerra en manos infantiles
2 Uniformar y poner armas de guerra en manos de niños ha sido una práctica universalmente repudiada y, no obstante, en algunos lugares justificada en nombre de sedicentes causas revolucionarias. Lo único es que quienes así se identifican lo hacen en forma pública y retadora. No usan máscaras porque se autoatribuyen la condición de portadores de una misión "salvacionista", que más bien tiene a orgullo mostrar el rostro.
Poco importa que otros, incluso considerados amigos, repugnen la violencia y sobre todo si a ellos son arrastradas impúberes y adolescentes. Pueden pasar decenios en paz, pero está en su naturaleza creer que la invasión imperial es inminente y por ende urge la movilización y armamento de todo el pueblo, incluidos los niños, los enfermos y los ancianos. Pese a su resonancia, el concepto de "guerra de todo pueblo" no es de origen socialista sino prusiano y nazi-fascista. El padre de la criatura es Comar van der Goltz, un eficiente oficial prusiano que la vertió en su obra clásica La Nación en Armas, casi tan notable como De la Guerra, del mayor general Carl Clausewitz.
Para Van der Goltz la guerra supone la movilización de la totalidad de los recursos materiales y humanos de un país y no sólo de sus fuerzas armadas profesionales. La teoría influyó directamente en Adolfo Hitler, y entró en nuestro desdichado continente por vía de un estrecho aliado de los nazis, el general Juan Domingo Perón. De ahí a Fidel y más tarde a Chávez.
Hitler se sentía orgulloso de sus niños soldados. Eran exhibidos sin máscaras, como ejemplos de la nueva Alemania. Destruido el eje nazi-fascista en la Seguda Guerra Mundial, los niños violentos de los que tanto se enorgullecían los derrotados fueron tomados como testimonio de lo aberrante, lo diabólica que había sido aquella espantosa operación política.
Los muchachos venezolanos organizados en patrullas y batallones de la llamada revolución bolivariana, no actuaban a pecho descubierto sino en una atmósfera semiclandestina, hasta que ciertos fundamentalistas trasnochados que nunca faltan, revelaron lo que ya se conocía y padecía en Venezuela. Tomaron fotografías que han dado la vuelta al mundo: unos niños encapuchados y provistos de armas largas juran defender la revolución del presidente Chávez. El escándalo sobrevenido obligó al gobierno a desasirse como pudiera de su obra para que la máscara volviera a su lugar.
3 Si la disciplina militarizada ha sido diseñada para preservar la unidad del partido de gobierno, la democracia cumple esa función en la oposición. Sin arriar banderas, los diferentes, los críticos, son llamados al torrente unitario con base en el pluralismo. El PSUV le arrebató los derechos electorales a sus miembros con un subterfugio estalinista conocido con el nombre de "cooptación"; forma de cubrir vacantes por decisión superior, sin consultar a la militancia. La MUD se los devuelve: podrían votar hasta en las primarias opositoras del 12F.
Votación universal, directa y con plena garantía del secreto. Todos son iguales, los votos se cuentan, no se pesan. Unidad a la fuerza contra unidad consciente. El contraste se refleja en la forma como se encara el reto electoral. Silencio temeroso y rebeliones soterradas en la acera gubernamental; fiesta de participación y libertad, en la opositora. ¿A quién seguirán los no comprometidos? Probablemente al que respeta sus derechos y ofrece opciones variadas dentro del programa básico.
Cuando voceros del gobierno emplazan a los candidatos democráticos a que reconozcan resultados no escrutados, lo hacen para enmascarar que son ellos los emplazados. En todo caso, no importa. En octubre el pueblo será suficiente para hacer respetar la voluntad soberana.
No comments:
Post a Comment