Basura mexicana en La Habana
Mario J. Viera
Basura
Panista y Priista se dio en La Habana un abrazo amantísimo con los gerifaltes
del Parlamento genuflexo del Castrismo. Una de tantas reuniones
interpalamentarias ─ bueno así se dice eufemísticamente ─ entre Cuba y México ─
ya son trece ─ que omiten una diferencia sustancial entre un parlamento y otro,
que en México los diputados son electos por el voto popular y en la competencia
electoral de varios partidos, en tanto que en Cuba, los “diputados” son
designados de dedos por el poder y “aprobados” por un electorado displicente
que no tiene oportunidad de elegir entre varios partidos.
En
el Congreso de México hay mucha corrupción, en la Asamblea Nacional del Poder
Popular todo es corrupto. Hasta el presente, el Congreso mexicano es un poder
independiente de los otros poderes del Estado en tanto la Asamblea Nacional del
Poder Popular es un órgano sometido a los dictados del Buró Político del
Partido Comunista. En el Congreso mexicano hay debates y enfrentamientos; en la
Asamblea Nacional del Poder Popular todo es complacencia y unanimidad, no hay
verdadero debate, no hay choque de opiniones, la opinión que prevalece, por ser
la única, es la del Partido Comunista que en definitiva es la misma de los
hermanos Castro.
Al
frente de la delegación mexicana llegó el Presidente del Senado mexicano, el
panista José González Morfín y llegó acompañado del priista Carlos Flores Rico
como copresidente de la delegación azteca.
Antes
de partir al encuentro bochornoso, González Morfín, según El Universal, sostuvo
que “los dos países están unidos por
lazos históricos indestructibles y que la actual reunión es especial para los
legisladores mexicanos pues en agosto
terminan su encargo, lo que los obliga a concluir propuestas pendientes”.
Realmente nunca he conocido esos lazos históricos indestructibles que unen a
Cuba con México, jamás conocí un lazo que uniera a la isla con México, quizá
aquello cuando México pretendió arrebatarla de España, durante la conspiración
del Aguila Negra inspirada en Veracruz por quien llegaría a ser presidente de
México, Guadalupe Victoria y, hasta Santa Anna ─ nada menos que Santa Anna ─
pretendió invadir a Cuba armando una expedición en Yucatán organizó una expedición
a Cuba desde Yucatán. Intenciones que fueron denunciadas por el poeta cubano
José María Heredia cuando en una oda preguntaba a Cuba: “¿Sola entre tantos/ en vez de alzar a libertad altares/mudarás de
señor?/ ¿Serán tus hijos los ilotas de
América?”
Que
el Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí, hubiera vivido muchos años
en México para ser expulsado del país por Porfirio Díaz.
Quizá
para el mexicano senador esos lazos indestructibles son los que ataron a Cuba
en el puerto de Tuxpan.
Según
también por el diario El Universal, el diputado Carlos Flores Rico, Diputado
Federal del PRI por Tamaulipas, copresidente de la delegación mexicana criticó
al embargo de Estados Unidos denominándole como hacen los usurpadores del
gobierno de Cuba “el bloqueo” que sufre la isla, que calificó como “la más ominosa mancha de agresión contra un
país en la historia moderna”. Un “bloqueo” que no impide que los oportunistas
empresarios mexicanos abran negocios en Cuba en asociación con el castrismo ni
dificulta a politiqueros del Congreso azteca la ignominia de realizar “encuentros
interpalamentarios” con una guarida de seudolegisladores, que no representan la
voluntad nacional de los cubanos.
Y
como dice el Granma: “El diplomático ─ referencia a José González Morfín ─ agradeció, además, la hospitalidad, amistad y
afecto de los cubanos y aseguró que todos ‘regresamos
sintiéndonos mucho más amigos de Cuba’”. ¿Amigos de Cuba o amigos de sus
tiranos? Dudo mucho, pero mucho que el senador del PAN haya recibido la
hospitalidad, amistad y afecto de cualquier cubano que no sea aquellos que
detentan el poder; convencido estoy que los amables diputados del congreso
mexicano no tuvieron el menor contacto con cualquier habanero de Centro Habana,
del Cerro, de Luyanó, de cualquiera de ellos que hacen cola para obtener una
raquítica compra o viven en viviendas insalubres.
En
sus acuerdos y declaraciones la basura mexicana que en La Habana se reunió con
la basura castrista comprometió al Congreso mexicano con la demanda
propagandista de los castristas que exige la liberación de los sicarios de la
Seguridad del Estado presos en Estados Unidos por espionaje y conspiración para
el homicidio de los pilotos de Hermanos al Rescate abatidos en pleno vuelo
sobre aguas internacionales cuando en la declaración final expresaron su solidaridad
“con el pueblo cubano en su justa lucha
por la liberación de los Cinco” según lo reportado por el libelo castrista
Granma.
Con
esta muestra del actuar de los diputados mexicanos se puede comprender
perfectamente el drama que viven los mexicanos asfixiados por la corrupción
gubernamental, obligados a emigrar al “Norte revuelto y brutal” al no encontrar
en su tierra buenos empleos y salarios decorosos; se puede comprender qué
sucede en México asolado por las matanzas que a diario cometen los
narcotraficantes con la complicidad de las autoridades policiacas.
Se
puede uno lamentar diciendo ¡Pobre Cuba! Pero también se puede uno lamentar por
México, ¡Pobre México! que no ha tenido paz desde la caída de Porfirio Díaz, y
ha tenido que soportar la perfecta dictadura de los gobiernos priistas y de la
seudodemocracia de los gobiernos panistas y, sobretodo, soportar a un
presidente de la catadura de Felipe Calderón.
Para
Cuba vendrán días en que podremos limpiar sus calles de la basura; tal vez,
cuando llegue ese día no guardaremos ningún agradecimiento a México y quizá, lo
más probable es que la nueva República no reconozca la deuda económica contraída
por los Castro con México. Con amigos como los diputados y los gobernantes mexicanos
¿para qué preocuparnos por los enemigos?
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