Wednesday, May 16, 2012


Los artilleros de la libertad

Juan Diego Zelaya. EL HERALDO

Una de las pruebas más fuertes de una democracia es el grado de libertad de expresión y tolerancia que existe en un país.

Libertad de expresión significa que aunque no me guste, o bien, esté completamente en contra de lo que tú dices, lucharé hasta las últimas consecuencias para defender tu derecho de decir libremente lo que piensas y sientes.

Son los periodistas los que se convierten, cada uno a su manera, en la voz libre de todo un pueblo.

Desde los micrófonos de la radio, la palestra de la televisión, la tinta de los periódicos y los medios digitales, cada periodista hace las preguntas que nosotros queremos hacer; nos informan de lo que queremos saber, de lo que pasa y puede pasar.

 Ellos, con su voz o su pluma, libran las batallas a diario para tener al pueblo informado con el espíritu de que cada quien pueda formar juicios más acertados de la realidad que vivimos.

Cuando en Honduras lloramos la muerte de periodistas es un claro síntoma de que existen en nuestra tierra enemigos de la libertad. Terroristas que por la fuerza y a través de la represión y la violencia quieren callar las voces de quienes informan y forman opinión.

Hoy vivimos el secuestro de un amigo y un baluarte del periodismo hondureño. Nuestros corazones y oraciones están con Alfredo y su familia.

Tenemos la fe puesta en Dios para que pueda regresar sano y salvo.

Más que un ataque y mensaje contra él o la casa de radio que representa, el secuestro de Alfredo fue un ataque a la libertad.

La libertad no es negociable.

No podemos permitir un país donde la libertad de expresión sea un lujo y no un derecho.

No podemos permitir que en nuestro país la libertad sea secuestrada.

No podemos permitir que en nuestra patria la libertad sea asesinada.

Tenemos que poder opinar sin miedo, denunciar sin temores y clamar por cambios sin amenazas.

Pablo VI decía: “Si quieres la paz, lucha por la justicia”.

Pero no se puede luchar desde el silencio.

Para luchar es imprescindible la libertad y de todas las libertades la libertad de expresión se convierte en el arma fundamental de una democracia.

No puede haber democracia sin libertad.

 Hoy, vivimos en un ambiente de terror, la delincuencia no nos deja ni dormir ni vivir. Lo que los hondureños anhelamos es a los terroristas tras las rejas y el hondureño libre y en paz.

Nada es más necesario que vivir en paz. Nada es más justo que vivir sin miedo.

Un pueblo que es capaz de decir de todo, también es capaz de hacer de todo.

Debemos como sociedad, y esto nos incluye a todos, tanto al gobierno como a la sociedad en general, hacer de todo y todo lo que sea necesario para garantizar los derechos de cada periodista para decir, denunciar y opinar libremente.

El extremo oscuro de silenciar la expresión de una opinión o una denuncia es robarle a la humanidad las oportunidades de encontrar la verdad o continuar la búsqueda de la misma.

Son los periodistas quienes en el mar de la libre expresión bañan día a día nuestras mentes con una brisa refrescante de opinión y de información, lo cual nos permite formar una mejor percepción de la verdad.

Son ellas y ellos los verdaderos artilleros de la libertad.

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