Los artilleros de la libertad
Juan Diego Zelaya. EL HERALDO
Una
de las pruebas más fuertes de una democracia es el grado de libertad de
expresión y tolerancia que existe en un país.
Libertad
de expresión significa que aunque no me guste, o bien, esté completamente en
contra de lo que tú dices, lucharé hasta las últimas consecuencias para
defender tu derecho de decir libremente lo que piensas y sientes.
Son
los periodistas los que se convierten, cada uno a su manera, en la voz libre de
todo un pueblo.
Desde
los micrófonos de la radio, la palestra de la televisión, la tinta de los
periódicos y los medios digitales, cada periodista hace las preguntas que
nosotros queremos hacer; nos informan de lo que queremos saber, de lo que pasa
y puede pasar.
Ellos, con su voz o su pluma, libran las
batallas a diario para tener al pueblo informado con el espíritu de que cada
quien pueda formar juicios más acertados de la realidad que vivimos.
Cuando
en Honduras lloramos la muerte de periodistas es un claro síntoma de que
existen en nuestra tierra enemigos de la libertad. Terroristas que por la
fuerza y a través de la represión y la violencia quieren callar las voces de
quienes informan y forman opinión.
Hoy
vivimos el secuestro de un amigo y un baluarte del periodismo hondureño.
Nuestros corazones y oraciones están con Alfredo y su familia.
Tenemos
la fe puesta en Dios para que pueda regresar sano y salvo.
Más
que un ataque y mensaje contra él o la casa de radio que representa, el
secuestro de Alfredo fue un ataque a la libertad.
La
libertad no es negociable.
No
podemos permitir un país donde la libertad de expresión sea un lujo y no un
derecho.
No
podemos permitir que en nuestro país la libertad sea secuestrada.
No
podemos permitir que en nuestra patria la libertad sea asesinada.
Tenemos
que poder opinar sin miedo, denunciar sin temores y clamar por cambios sin
amenazas.
Pablo
VI decía: “Si quieres la paz, lucha por
la justicia”.
Pero
no se puede luchar desde el silencio.
Para
luchar es imprescindible la libertad y de todas las libertades la libertad de
expresión se convierte en el arma fundamental de una democracia.
No
puede haber democracia sin libertad.
Hoy, vivimos en un ambiente de terror, la
delincuencia no nos deja ni dormir ni vivir. Lo que los hondureños anhelamos es
a los terroristas tras las rejas y el hondureño libre y en paz.
Nada
es más necesario que vivir en paz. Nada es más justo que vivir sin miedo.
Un
pueblo que es capaz de decir de todo, también es capaz de hacer de todo.
Debemos
como sociedad, y esto nos incluye a todos, tanto al gobierno como a la sociedad
en general, hacer de todo y todo lo que sea necesario para garantizar los
derechos de cada periodista para decir, denunciar y opinar libremente.
El
extremo oscuro de silenciar la expresión de una opinión o una denuncia es
robarle a la humanidad las oportunidades de encontrar la verdad o continuar la
búsqueda de la misma.
Son
los periodistas quienes en el mar de la libre expresión bañan día a día
nuestras mentes con una brisa refrescante de opinión y de información, lo cual
nos permite formar una mejor percepción de la verdad.
Son
ellas y ellos los verdaderos artilleros de la libertad.
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