Si la economía se
complica más se multiplicarán los casos YPF
Sergio
Crivelli. Diario LA PRENSA
La expropiación de YPF cambió el clima político, agrandó al
gobierno, aniquiló a la oposición y tiene a los empresarios sobre ascuas. ¿Por
qué? Porque temen que esa estrategia sea aplicada a otras empresas si la
economía continúa mostrando datos poco alentadores como desaceleración de la
actividad, fuerte alza de precios y problemas fiscales y de sector externo.
La principal causa de alarma es que están comenzando a
combinarse negativamente factores económicos y políticos. Mientras se
desarrollaba la embestida contra Repsol empezó a circular fuerte la versión
sobre un informe preparado por economistas ligados a "la Cámpora" que
incluía empresas locales y multinacionales que "colaboraron" con el
último régimen militar. No importa la entidad de la versión o el nombre de los
denunciados en el presunto informe. Lo que importa es la exhibición de poder de
fuego de reserva en medio de una batalla contra las "corpo" que al
inicio parecía incierta para el kirchnerismo.
Otro dato preocupante para los hombres de negocios es cómo
funciona la lógica política "K" respecto de la economía. Desde 2003
el mecanismo se ha repetido "ad nauseam". El gobierno primero ignora
el problema, después lo niega y por último busca a quién responsabilizar de lo
que pasa cuando ya el desastre resulta inocultable.
Cuando, por ejemplo, tuvo problemas de inflación, primero la
negó y después destruyó al Indec. En el caso de las dificultades energéticas el
mecanismo funcionó de manera parecida. Primero ignoró la crisis, después la
negó (era un invento de los medios) y cuando ya no podía ser ocultada buscó un
cabeza de turco, Repsol, al que le aplicó el escarmiento correspondiente.
El hecho de que el mismo gobierno hubiera aprobado todo lo
obrado por los españoles, les hubiera puesto como comisario a los Eskenazi y
los hubiera elogiado hasta 10 minutos antes no resultó obstáculo para que
terminara arrebatándoles la empresa. Tampoco tuvo la menor importancia el
estropicio legal o los agravios a la seguridad jurídica. Para la
"realpolitik" patagónica esos factores son irrelevantes.
No interesó tampoco que los empresarios involucrados hubieran
sido amigos o socios. Se los acusó de no invertir y hasta de vaciamiento, se
avanzó a toda máquina mientras los legisladores aplaudían en masa y se llamaba
a la militancia para que tirara fuegos artificiales en una parodia de
"fiesta popular". Por último, pero no menos importante, se consiguió
el apoyo del 60% de la sociedad. Fin de la historia.
¿Fin de la historia? El problema es cómo reaccionará la Casa
Rosada ante los problemas económicos que se están acumulando en el horizonte y
que no aceptará como inevitables resultados del "modelo". A quién
castigará por el deterioro de las variables macro.
El miércoles pasado en La Prensa el economista Luciano
Laspina sostuvo que "la última información disponible señala que la
actividad económica continúa enfriándose. Del lado de la oferta este proceso es
encabezado por un freno en la industria en medio de trabas comerciales y
desaceleración de la demanda externa e interna. A ellos se agrega una pobre
performance del agro (compensado parcialmente por mayores precios), un
deterioro de la construcción y del mercado inmobiliario (fruto de las
restricciones a la compra de dólares) y una caída en la provisión de servicios
regulados (electricidad, gas y agua), combinada con una menor extracción de
petróleo y gas. Sólo el sistema financiero y el comercio se mantienen en franco
ascenso aunque a un ritmo menos vertiginoso que en años anteriores. Por el lado
de la demanda el crecimiento sigue recostándose en el consumo aunque este
también ha ido perdiendo impulso, mostrándose más volátil y selectivo".
Que Laspina sea un economista ligado al macrismo no parece un
dato decisivo: una amplia mayoría de los especialistas están comenzando a
detectar el enfriamiento económico.
Con este panorama desalentador, no pocos empresarios temen
que el furioso discurso anticorporativo que se oyó en la Cámara de Diputados se
extienda más allá de YPF y comiencen las presiones si hay más aumentos de
precios, suspensiones de personal y conflictos salariales. El gobierno no tiene
nada que lo frene. La virtual desaparición del sistema institucional, del
sistema político y de la oposición le han dejado el camino libre a la
radicalización. Lo paradójico es que quienes hoy se inquietan ante el cambiante
humor del poder, son los mismos que concurrieron decenas de veces a aplaudir a
la Casa Rosada.
No comments:
Post a Comment