Thursday, May 17, 2012


La “discreción” de René González

Orlando Freire Santana. CUBA ACTUALIDAD (PD)

La visita semiclandestina que recientemente realizó a Cuba René González, uno de los integrantes de la desarticulada Red Avispa, que actualmente se halla con estatus de libertad condicional en Estados Unidos, tras cumplir 15 años de prisión acusado de espionaje, muestra una vez más el doble rasero que los gobernantes cubanos aplican en los más disímiles asuntos de la política estatal.

Después de 12 años de algarabía exigiendo la libertad de Los Cinco, y colocando esa causa como una tarea esencial de gobierno, tanto a nivel nacional como internacional, resulta inexplicable para muchos que el retorno al país de uno de ellos ─ no importa que haya sido de modo temporal ─ transcurriera casi en secreto: carente de información, sin fotos, cero declaraciones a la prensa, y desprovisto de esas actividades populares "espontáneas" que los castristas son maestros en organizar.

Tan contradictorio devino el episodio, que el propio René ─ claro, es muy probable que haya sido orientado "desde arriba" ─ se vio obligado, una vez de vuelta en Estados Unidos, a emitir un mensaje al pueblo cubano para explicar su subrepticia visita. El agente cubano reconoce que la poca exposición que se dio a la visita pudo parecer sorprendente para algunos, que esperaban, lógicamente, poder exteriorizarle la efusión con que la propaganda gubernamental ha imbuido a los ciudadanos de la isla. Sin embargo, René se encarga de justificar la actitud del oficialismo al afirmar que "era imprescindible que no convirtiéramos mi estancia en la Patria en algo que no se ajustara a la naturaleza humanitaria de la visita".

Mas, para cualquier observador medianamente informado del acontecer cubano, es muy posible que el lance no haya sido tan sorprendente, porque para las autoridades cubanas lo relacionado con Estados Unidos es útil si sirve para mantener vivo el diferendo entre ambos países. Es decir, que los cinco agentes cubanos retenidos en Estados Unidos son héroes mientras estén presos allí; después, una vez en Cuba, el aparato de poder se las ingeniará para que desaparezcan paulatinamente de la memoria popular.

El ejemplo más elocuente de ello lo vemos en torno al caso de Elián González. Los cinco cubanos (Antonio, Gerardo, Ramón, René y Fernando) fueron detenidos en 1998, pero el pueblo cubano no se enteró de la noticia hasta el año 2001. ¿Cuál fue el motivo del prolongado silencio de los gobernantes castristas? Pues, sencillamente, que en ese momento no les hacían falta los agentes encarcelados para movilizar a la población en pos de la psicosis antinorteamericana.

El niño Elián estaba retenido por su otra familia en Miami, y el gobierno cubano, de acuerdo con el padre del menor, decidió convertir la causa del regreso de Elián a Cuba en una poderosa razón de Estado. De ahí provienen las Mesas Redondas de la televisión cubana, las tribunas abiertas de la revolución, la reaparición de los semiolvidados Comandantes de la Revolución, así como el discurso rimbombante del hoy defenestrado Hassan Pérez Casabona.

A propósito, y como otra prueba de lo que hemos expuesto, no hay más que apreciar la mutación experimentada por Elián y su familia. Al principio de su regreso a Cuba, eran presentados en las actividades políticas como "Elián y su digna familia". Hoy casi nadie se acuerda de ellos.

Tras la breve visita de René González a la isla ha disminuido la actividad pública de su esposa, Olga Salanueva, que era uno de los baluartes en la campaña por la liberación de Los Cinco, sobre todo después de la negativa del gobierno norteamericano de permitirle la entrada al país, a raíz de haber sido expulsada de la nación norteña. Al parecer, ello obedece a que la insistencia en torno a René ha pasado ya a un segundo plano.

De todas maneras, todo esto no ha sido más que un adelanto de lo que seguramente sucederá cuando, uno a uno, vayan siendo liberados los agentes. Tal vez el único que conserve el "heroísmo" sea Gerardo Hernández, que con sus dos cadenas perpetuas enfrenta el más incierto de los escenarios.

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