El favorito de la
reina K
Mario
J. Viera
Es la figura pública del momento en Argentina. Joven, apuesto,
alguien de quien diría Alfonso Ussía en un artículo publicado en La Razón de
Madrid, que además de guapo es “peronista,
casi montonero”, ante el cual “doña
Bótox, la viuda negra, se le rocían las enaguas cuando lo mira”; “un muchacho violento, chulo, arrabalero”.
Su figura reuerda la del simbolo sexual de Brad Pitt.
Aparte de su narcisa figura, el pibe ─ ya no tan pibe, pues
ya sobrepasa los 40 años ─ tiene a su haber un título universitario de Licenciado
y Doctor en Economía y hasta ha fungido como profesor en la Universidad de
Buenos donde, segun la revista Vanity
Fair, “presentó una tesis doctoral
sobre Keynes que mereció el premio extraordinario de Facultad” y hasta ha
escrito un vouminoso libro sobre la economía de Keynes.
Tal parece que es aficionado a los apellidos que comienzan
con K, como Keynes y como Kichner ya que es un gran amigo del delfín argentino Máximo
Kichner, el hijo mayor del matrimonio de Cristina y Néstor, por el cual se le
abrieron las puertas estelares de la Casa Rosada.
La reina viuda no pudo evitar la atracción de los encantos,
quizá físicos, quizá itelectuales, de aquel joven economista y lo nombró
Viceministro de Economía con tanta luz que hasta eclipsó el brillo del ministro
en funciones de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Julio De
Vido y opacó a su propio jefe, Hernán Gaspar Lorenzino, el ministro de Economía.
Su nombre nada hispano comienza a sonar tras la expropiación
de YPF del que ha sido su principal arquitecto. Muchos le llaman por su nombre,
Axel, otros le denominan por un cariñoso Kichi y , en general se le nombra con
su apellido Kicillof, tal vez un apellido ruso, tal vez búlgaro, probablemente
cosaco, pero definitivamente es argentino, peronista kicnerista y miembro de La
Cámpora, organización que un editorial del diario La Nación denomina “agrupación de jóvenes kirchneristas (que) se caracteriza por su ignorancia del pasado
y un desmedido afán de poder”. La Cámpora es el shogunado particular del
mayor de los vástagos de los Kichner y Kicillof su samurai más destacado.
Tanto ha ganado en el favor de Cristina que es el economista
más consultado por ella y él visita la Casa Rosada, según se dice, cuatro días
a la semana y hasta ha blazonado “A
Cristina la tengo hipnotizada” y Vanity Fair asegura que “cruza la residencia de la presidenta como si
anduviese por su propia casa”.
Va bien encaminado hacia el poder Kicillof tal vez porque
Cristina ve en él sus neuronas o porque disfruta de sus epidídimos, pero los
favoritos, más tarde o más temprano pierden el favor de los soberanos, tal vez
navegue con buena suerte como Robert Dudley o caiga en desgracia como Robert
Devereux, famosos favoritos de la corte isabelina.
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