La carta del Papa:
Nada de nada
Mario
J. Viera.
“Publiquen lo que nos conviene”, esta ha sido siempre la
tónica del castrismo para marcar la línea editorial de su prensa oficial. Todo
lo que aparezca en Granma o Juventud Rebelde pasa antes por los filtros del
Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista, valorado,
analizado por su conveniencia política. Nada de sutilezas, nada de doble
lectura. Si se publica en Granma es porque no afecta los intereses ideológicos de
la camarilla gobernante.
El pasado viernes, 4 de mayo, Granma reprodujo el, según
denominó, texto íntegro de la carta que Benedicto XVI le remitiera a Raúl Casto
con fecha 3 de abril. No hay que ser un exégeta hábil para interpretar el
contenido de la misiva. Su redacción es clara y sencilla sin que en el texto se
puedan encontrar segundas intenciones. Simplemente una carta protocolar en el
que Su Santidad le expresa al gobernante su “viva gratitud por las esmeradas atenciones” que recibiera durante
su “inolvidable estancia en esas nobles
tierras”.
Calificando de “exquisita hospitalidad” la acogida que
le diera el gobierno de Raúl Castro declara que le corresponde “un singular recuerdo en la oración” y le
suplica “al Altísimo que Cuba continúe
avanzando con decisión por los caminos de la libertad, la solidaridad y la
concordia, para el bien común y el recto progreso de todos sus hijos e hijas”.
“¡Ah!”, dicen los bien intencionados que leyeron el texto,
“el Papa le habla a Castro de libertad, solidaridad y concordia, ¡Qué osadía!”
Tengamos cuidado en dar un significado tan pueril a esas palabras del Sumo
Pontífice. Benedicto no le pide a Castro libertad para Cuba, sino que “continúe avanzando” por los caminos que
ya emprendió, de libertad, solidaridad y concordia, es decir que siga haciendo
lo que dice el raulismo que ha iniciado con su actualización del sistema.
El castrismo ha dicho que sus sistema es el garante de la
libertad de Cuba, que se caracteriza por la concordia y se proclama solidario
con todos los pueblos del mundo enviando contingentes de médicos a muchos
países y, en esa línea, asegura, se corresponden las actuales medidas de
“reformas” que ha emprendido. Entonces, no le cae mal la exhortación papal de
continuar avanzando en ese camino emprendido. Esta es la lectura etre líneas
que se puede sacar del texto de la misiva y del por qué su publicación en el
Granma.
Indudablemente, el Papa, un Papa tan conservador, situado
bien a la derecha, un Papa casi reaccionario y evidentemente anticomunista,
está muy mal asesorado con respecto a la realidad cubana. Tan mal aconsejado
que se negó a darle audiencia a las Damas de Blanco y, en cambio, acogió con
beneplacito a Fidel Castro. Tan mal informado está el Papa que ni se ha
enterado de los operativos que previo a su visita y durante su estacia en Cuba
emprendió la Seguridad del Estado en contra de los opositores, muchos de ellos
católicos practicantes.
Sin embargo, excuso al Papa ya que su fuente primaria sobre
Cuba proviene de ese príncipe de la Iglesia que descalifica a los opositores
hasta declararles como delincuentes e incultos y con el empleo de un lenguaje
que muy bien definiera el Director de Radio y TV Martí, de lacayuno.
En conclusión, la carta del Papa que reproduce el Granma es
nada de nada.
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