Un
país desperdiciado
Este atajo de delirantes políticos, de
obsesivos ideológicos, de antimperialistas obsoletos, de oportunistas voraces y
de ladrones de cuello rojo, considerándose dueños de la verdad y con el espíritu de un ejército de ocupación, se han dedicado
sistemática y voluntariamente a desbaratar el país con insensatez criminal.
Germán Cabrera Traversoni. TAL CUAL DIGITAL
Venezuela,
gracias a su fortuita ubicación geográfica sobre terrenos metamórficos y
fracturados muy antiguos, cuenta con cantidades descomunales de petróleo y gas
natural, y entre otros muchos minerales, con Hierro, Bauxita, Oro, Plata,
Diamantes, Níquel, Cobre, Zinc, Manganesio, Yeso, Fosfatos y Calizas. Hace poco
descubrimos que hasta tenemos Coltán, aparentemente en cantidades generosas.
Por otra parte, debido a las variadas zonas
climáticas del país, a la abundancia de agua y a las privilegiadas
características físico-químicas de los suelos, somos productores de Café,
Cacao, Arroz, Maíz, Tabaco, Caña de Azúcar, Algodón, Ajonjolí, Sorgo, Sisal,
Papa, Piña, Plátanos, Mango, Níspero, Manzanas, Parchita, Aguacate, Guanábana,
Melón, Patilla y de cuantas hortalizas y leguminosas existen, además de haber
sido, hasta hace poco, un país lechero, pesquero, productor de carne vacuna, de
pollo a granel y con una industria multifacética y poderosa.
Tenemos un potencial turístico inigualable:
montañas nevadas con páramos inimaginables, territorios primigenios con mesetas
indescriptibles, ríos y cascadas
descomunales, selvas vírgenes con biodiversidad infinita, desiertos, costas
incomparables de aguas color turquesa, arrecifes coralinos y llanos sin
límites.
La urbe ruidosa y hedonista comparte el
espacio geográfico con caseríos indígenas prehistóricos y pueblos remotos cuyo ritmo quedó detenido en los tiempos de
la Colonia.
El venezolano es alegre, dicharachero,
trabajador, irreverente, emprendedor y su fisonomía y carácter son producto de
la amalgama de razas que el azar histórico hizo confluir en América. En
Venezuela no existen conflictos de origen racial, étnico ni religioso.
Tenemos, entonces, el enorme privilegio de ser
dueños de la materia, el espíritu y el vigor necesarios para construir en paz e
insertos en una visión de futuro, un país
productivo y pujante donde el ciudadano pueda sentirse feliz.
Pero resulta que llegó al poder un grupo de
gente obsesionada con la ideología cuya mayor preocupación es separar al ser
humano en derechas e izquierdas, quienes tienen como principal objetivo no es
combatir la pobreza y la exclusión, sino enfrentarse a todo conciudadano que no
piense como ellos y que su meta política sea perpetuarse en el poder para
construir una sociedad utópica que nunca va a cimentar.
Este atajo de delirantes políticos, de
obsesivos ideológicos, de antimperialistas obsoletos, de oportunistas voraces y
de ladrones de cuello rojo, considerándose dueños de la verdad y con el espíritu de un ejército de ocupación, se han dedicado
sistemática y voluntariamente a desbaratar el país con insensatez criminal.
Cual hueste de insectos ávidos, desmantelaron las
empresas del Estado y han confiscado inicuamente los bienes ciudadanos con el
anticriterio de porquemedálagana y de porquesoncapitalistas.
Considerando a los productores nacionales como
enemigos de un supuesto socialismo inexistente que ha reventado la industria
nacional y establecido una economía de puertos donde todo se importa y lo
importado muchas veces se deja pudrir en los contenedores como parte de un
negocio cruel.
A
causa de la ineficacia canallesca y del sectarismo político que se niega a rectificar
o a escuchar consejos, sucumbieron los servicios básicos de salud, de
electricidad y de agua potable, el petróleo contaminó los lagos, los ríos y los
campos, mientras la basura se pudre en las calles, las Plantas de Transferencia
desaparecen bajo inauditas montañas de desperdicios pestilentes y los embalses
de agua se asfixian bajo toneladas de lirios del líquido vital.
Con precisión quirúrgica, destruyeron las
instituciones democráticas arrodillándolas ante la voz del amo, han prostituido
la justicia y se apropiaron, con intolerancia salvaje y con la mentira como
bandera, de los medios de Comunicación del Estado.
A través de éstos, acusan a la oposición
democrática de ser responsable de los planes violentos que ellos mismos
promueven en nombre de una pretendida Revolución trocada tempranamente en
populismo barato y manipulador.
Los ciudadanos, desasistidos de toda ley, han
sido abandonados en manos de una delincuencia que cada día se supera en sadismo
y ahora los presos, a los que hay que referirse, según los eufemismos
revolucionarios, como los privados de libertad, se masacran entre ellos en
hacinamiento dantesco y enfrentan a la Fuerzas Armadas con fusiles de asalto y
granadas que los mismos empleados del Estado les venden.
Para colmo de todos estos males, el monstruo
infecto del narcotráfico se ha apoderado
de todos los resortes del poder. ¿Hay
algo que pueda resultar peor?
Sí,
lo hay: que los venezolanos nos matemos entre nosotros en una guerra
fratricida.
La
única salida es la democrática, votemos masivamente el 7 –O.
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