¡Cuidado,
que vienen los Fanjul!
Luis Cino Álvarez. CUBANET
José y Alfonso Fanjul
|
Recientemente
estuvo en Cuba Alfonso Fanjul, descendiente de una de las familias más
acaudaladas de la época pre-revolucionaria. Vino como integrante de una
comisión de la Brookings Institution para verificar sobre el terreno la marcha
de la actualización del modelo económico raulista.
Durante varias décadas, los Fanjul,
que se llevaron varios millones al exilio y se las arreglaron para
multiplicarlos, contribuyeron con su dinero a hacer inamovible el embargo
económico norteamericano contra el régimen castrista, pero ahora que suponen el
mango a punto de tan podrido y ven el revoloteo de las tiñosas, capaz que les
parezcan OK los parches y el colorete, los Lineamientos del VI Congreso del partido
único y los timbiriches, y les dé por invertir algunos de sus millones en Cuba.
Los antecedentes y características
de los Fanjul puede que no preocupen demasiado a los mandarines verde olivo,
siempre tan dialécticos a la hora de hacer negocios, pero respecto a los
cubanos de a pie, que pondrán eventualmente su mano de obra barata, es como
para asustarse con los inversores-tiburones, con las fauces abiertas y
despreocupados por la democracia, que se nos vienen encima. ¡De algo tenía que
servirles todo el tiempo que los adoctrinaron acerca de la explotación
capitalista!
A los hermanos Fanjul, propietarios
de Florida Crystal Sugar, las organizaciones ambientalistas los acusan de la
devastación causada al ecosistema de los Everglades por el uso indiscriminado
de fertilizantes. Sus compañías en la Florida y República Dominicana han sido
denunciadas reiteradamente por violaciones de los derechos de sus trabajadores.
Eso y más, en cuanto a contaminación
y abusos con los trabajadores sin derechos, podemos esperar en Cuba cuando los
barones del azúcar se suban al tren de los cambios raulistas sin libertades
políticas que tan pragmáticamente propugnan Carlos Saladrigas y ciertos
empresarios cubano-americanos que hablan de reconciliación nacional mientras
sacan cuentas de sus futuras ganancias.
Y uno se pone aprensivo y siente
chasquear el cuero de los mayorales en los cañaverales. Luego dirán que se
precisaba mano dura para meternos en cintura, indisciplinados y vagos que nos
volvimos con el comunismo. Que fue preciso para que volviera a haber azúcar, y
que hubiese país. Dirán que eso también fue hacer patria. Y hasta tendremos que
agradecer a los nuevos manengues por su pacto con los mayimbes del castrismo
revisado y corregido.
Ojala que a la hora de reclamar sus
propiedades en Cuba –o lo que quede de ellas-, los Fanjul, Saladrigas y
compañía sean tan conciliatorios y comprensivos con sus compatriotas más
humildes como parecen estar dispuestos a serlo con el régimen que les despojó
hasta de su país.
Veremos qué harán con los centrales
convertidos en chatarra y las tierras cubiertas por el agua de las presas. Con
respecto a las mansiones que les confiscaron y que hoy ocupa la nueva
oligarquía, ya buscarán un arreglo. Parecen dispuestos a todos los
entendimientos posibles, siempre que haya bastante dinero de por medio.
El problema será de los que no
tengan con qué negociar. Probablemente se pongan exigentes con los infelices
que moran hoy la tierra que le entregó la reforma agraria, los arrendatarios de
los marabusales, los habitantes de las mansiones convertidas en cuarterías.
Capaz de que las leyes revolucionarias, convenientemente modificadas para
entonces, legitimen las extracciones (la palabra desalojo suena demasiado fea).
Como algo quedará del discurso socialista, cuando estén en la calle, con sus
bártulos a cuestas, algún funcionario les dirá que tengan fe y no se preocupen,
que la revolución no los dejará abandonados. Ni la iglesia tampoco, hombres de
poca fe. Pueden preguntar al cardenal Ortega, que últimamente parece tener
respuesta para casi todo.
Para redondear, aquí les dejo un
enlace a un post en el blog pro castrista Cuba, la Gran Nación
sobre la familia Fanjul, en septiembre de 2010. Léanlo rápido, antes de que lo
quiten, ahora que los Fanjul son buenos.
No comments:
Post a Comment