Ley contra Cuba beneficiaría a Cuba
Andrés Oppenheimer.
Lo
más curioso de la nueva ley estatal de Florida contra las empresas extranjeras
que están haciendo negocios en Cuba no es que sea un artilugio electoral de los
legisladores republicanos para ganar más votos cubanoamericanos en esta
temporada electoral, ni que va a costar una fortuna en gastos legales antes de
que probablemente sea suspendida en los tribunales. Lo más curioso es que
ayudará al régimen militar de Cuba.
Antes
de entrar en el tema, echemos un vistazo a los hechos. La nueva ley estatal,
firmada el martes por el gobernador Rick Scott, prohíbe a los gobiernos locales
del estado contratar empresas que estén haciendo negocios en Cuba o con Siria
por valores superiores a un millón de dólares, y prohíbe a los fondos de
pensión del estado de Florida invertir en esas empresas.
Los
artífices de esa ley me dicen que hay alrededor de 200 empresas extranjeras que
podrían caer dentro de una de esas dos categorías, incluyendo al gigante
brasilero de ingeniería y construcción Odebrecht USA, que tiene sede en Miami,
y cuya empresa matriz tiene una subsidiaria que está haciendo mejoras en el
puerto cubano del Mariel.
El
congresista federal republicano David Rivera, de Miami, uno de los principales
partidarios de la nueva ley, rechazó la crítica de que la nueva ley estatal
viola el mandato constitucional según el cual el gobierno federal ─ y no los
estados ─ deben conducir la política exterior del país, y de que la ley de
Florida ahuyentará a los inversores extranjeros.
Rivera
me dijo que la nueva ley de Florida no contradice el mandato constitucional,
porque según él la ley estatal se refiere al derecho del estado de manejar sus
fondos públicos, y “no tiene nada que ver con la política exterior del país”.
“La nueva ley de Florida no impide que las
empresas extranjeras hagan cualquier tipo de negocios en el sector privado del
estado”, dijo Rivera. “Solamente dice
que si las empresas quieren hacer negocios con ciudades o condados de la
Florida, tienen que decidir si prefieren comerciar con un régimen terrorista o
si quieren hacer negocios en este estado”.
Rivera
también desestimó el argumento de que esta ley estatal no tendrá efecto porque
será anulada en los tribunales, afirmando que existe un precedente en el que
los tribunales federales respaldaron otra ley de la Florida que dispone que las
universidades del estado no pueden usar fondos públicos para organizar viajes a
países que figuran en la lista del Departamento de Estado de naciones que
apoyan el terrorismo, como Cuba.
La
Cámara de Comercio de Florida y otros grupos pro-empresariales han criticado la
nueva ley estatal, diciendo que perjudicará el clima de negocios de Florida.
Para
mi sorpresa, incluso republicanos cubanoamericanos de alto perfil como J.
Antonio "Tony’’ Villamil, decano de la Escuela de Negocios de la
Universidad Saint Thomas y ex subsecretario de Comercio en la administración de
George W. Bush, me dijeron que la nueva ley estatal es contraproducente.
Villamil,
quien también ocupó el cargo de director de desarrollo económico de Florida
durante la gobernación de Jeb Bush, no ahorró palabras: me dijo que la nueva
ley es “una mancha para Florida”.
“Primero,
es inconstitucional, porque viola el mandato de que es el gobierno federal
quien debe manejar la política exterior”, dijo. “Segundo, viola las reglas de la Organización Mundial del Comercio que
disponen que nadie puede discriminar a una empresa extranjera ni crear empresas
de segunda categoría”.
“En tercer lugar, perjudica el clima de
negocios de la Florida”, dijo Villamil. “Después de todas esas misiones comerciales que Florida y el gobernador
han realizado en todo el mundo, incluyendo Brasil, diciéndoles a las empresas
extranjeras que les damos la bienvenida en la Florida, ahora las estamos
excluyendo de los más importantes contratos estatales”.
“Y además, no ayuda para nada a instaurar la
libertad en Cuba”, agregó Villamil. “Le
da a Castro la oportunidad de decir: ‘Miren qué hostiles son los exiliados
cubanos hacia nuestro país’”.
Mi
opinión: Esta nueva ley estatal de Florida, si llega a ser puesta en práctica,
logrará exactamente lo contrario de lo que se propone.
De
ser implementada, alentaría a otros estados a aprobar leyes sobre política
exterior y comercio internacional. Si eso ocurriera, no solo haría que la
política exterior de Estados Unidos sea aún más dependiente de electorados
estatales, sino que alentaría a muchos estados del país a aprobar leyes para
darle ventajas impositivas u otros privilegios a empresas con compañías
hermanas que hacen negocios en Cuba.
Para
ganar puntos con el régimen cubano, estados como Iowa y Kansas, que quieren
aumentar sus ya significativas exportaciones de alimentos a Cuba, tratarían de
promover sus lazos con compañías que hacen negocios en Cuba. Curiosamente, los
octogenarios gobernantes militares de Cuba serían los principales
beneficiarios.
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