Saturday, January 14, 2012

El amparo de la CTC

Luis Cino Alvarez

LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org. El pasado 4 de enero,  150 trabajadores de la empresa textil “9 de abril”, en El Cotorro, fueron despedidos. No se les comunicó por adelantado ni se les dio muchas explicaciones, tal vez para que fuera mayor la sorpresa por el regalo de año nuevo.
Los mandamases, siempre con sus eufemismos, llaman a los despidos ─ que van más lentos de lo que inicialmente se planificó, pero de todos modos van ─ “redimensionamiento”, “reajuste laboral”, “reducción de plantillas infladas”.  Lo peor es que pretenden convencer a los trabajadores de que estas medidas son “impostergables para la actualización del modelo  y la recuperación económica del país”.
¡Ah,  están las asambleas de idoneidades! Sólo que estas no importan tanto como las cuentas ─ casi nunca claras ─ que sacan  los burócratas a la hora de botar obreros sin que les afecte sus bolsillos.
Pero a pesar de lo que digan los esquiroles de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) ¿quién se  atreve a ser sincero en las asambleas de idoneidades y el consiguiente rafi-rafe proletario? ¿Para qué? ¿Para que lo boten más pronto? Eso en el mejor de los casos, porque si de verdad van a soltar lo primero que les venga a la boca, directo desde el alma, lo más probable es que se los lleven presos por desacato o por escándalo público.
La CTC, invariablemente oficialista y vertical en el cumplimiento de las órdenes y al servicio del Estado-Patrón, no se esfuerza en dar consuelo a los trabajadores que quedan “disponibles”. Ni siquiera les recuerdan que, en definitiva, los salarios de miseria que dejarán de pagarles no alcanzaban ni para malcomer menos de una semana. Sólo se le ocurre decirles que “la revolución no dejará a nadie desamparado”.
Claro que no. Legiones de policías, burócratas e inspectores de la ONAT,  custodios de la legalidad socialista y chivatos de toda laya, velarán celosamente por los despedidos mientras se busquen la vida como puedan en la procelosa economía del chinchal y el timbiriche, con todas las leyes-trampas en su contra, para que no se enriquezcan y caigan en veleidades  capitalistas.
Salvador Valdés Mesa,  secretario general de la CTC

Para colmo, los que  encuentren acomodo en los timbiriches, las paladares y las cooperativas del descalabro y el marabú, tendrán que  sumarse a  la  CTC, la misma que no hizo nada por ellos cuando trabajaban para el Estado, que no fuera cobrarles mensualmente la cuota sindical y el día de haber para las Milicias de Tropas Territoriales. Según Salvador Valdés Mesa, el secretario de la CTC, el 80 % de los trabajadores por cuenta propia se han afiliado al sindicalismo oficial.  Y ya se habla hasta de crear  núcleos del Partido Comunista de cuentapropistas. ¡No dejan de asombrarnos los gerifaltes de la CTC con su desfachatez!

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