Tuesday, January 24, 2012

Una cucharada de su misma sopa para Correa

Mario J. Viera

Correa es hombre de principios, no admite nada que le reste; nada que él pueda considerar una ofensa a su nombre o a su reputación como todopoderoso presidente de Ecuador. Como es hombre de sólidos principios morales demandó judicialmente al diario EL UNIVERSO de Guayaquil por un artículo de opinión que firmara Emilio Palacio titulado “No a las mentiras”, considerado por el digno presidente ecuatoriano ofensivo a su honor. En la demanda Correa incluyó también a los hermanos Carlos, César y Nicolás Pérez, propietarios del diario.
Un emparedado juez Paredes falló en tiempo récord a favor de la demanda impuesta por Correa. Ahora, de la misma sopa que le sirviera a EL UNIVERSO, le están dando una cucharada.
Una demanda contra el presidente Rafael Correa, el ministro del Interior, José Serrano; el procurador general, Diego García, y los miembros del Consejo de la Judicatura, Paulo Rodríguez, Fernando Yávar y Tania Arias por daño moral ha sido presentada ante el Tribunal Distrital de lo Contencioso Administrativo. El demandante no es una figura de la oligarquía, de los pelucones que tanto detesta el líder de la revolución ciudadana; no, se trata de un humilde cabo de la policía que exige una compensación de cinco millones de dólares por daño moral, económico, profesional, psicológico y social que sufriera el demandante.
Giovanny Chancusig un policía que sufriera 60 días de prisión preventiva bajo la acusación de intentar contra la vida del mandatario ecuatoriano durante los sucesos del 30 de septiembre de 2010 ─ imputándosele en octubre de 2010 el intento de quitarle la máscara antigás al presidente Rafael Correa ─  es el demandante.
Aunque Chancusig no se encontrara en el helipuerto donde fuera agredido Correa, el juez, basándose en su interpretación de los rasgos físicos del imputado dictó la orden de prisión provisional.
Comenzó para el policía un amargo proceso de descrédito, tanto para él como para su propia familia. Dejó de percibir su salario, fue sindicado como mal ciudadano y mal policía y estuvo confinado injustamente a prisión durante los que para él serían los sesenta días más largos de su vida.
Su inocencia quedaría demostrada cuando un camarada de cuerpo, el cabo Jaime Vinicio Paucar, se presentara ante las autoridades declarándose culpable del hecho que atribuían a  Chancusig.
El 7 de diciembre Correa reconocía que se había cometido un error en el caso de Chancusig: “Pido mil disculpas en nombre del Estado por la detención de la que ha sido objeto, porque se ha demostrado que no fue él quien intentó sacar la máscara y si el Estado tiene que responder pues así lo hará
Pero el Estado no respondió, salvo el reintegrar al acusado injustamente a su puesto en la policía. Chancusig tuvo que permanecer dos días más en su encierro, a pesar del reclamo de su abogado y de su madre, la que declararía a los medios: "Siempre dije que él era inocente y ahora me dicen que lo van a liberar en pocos días más, pero yo quisiera que ya le den la libertad".
Finalmente, el 10 de diciembre llegaba su abogado con la boleta de excarcelación. Gonzalo Realpe, quien en esos momentos era el abogado del policía, no consideró como suficiente las disculpas ofrecidas por Correa: “Las disculpas del Presidente no creo que son suficientes, tienen que indemnizarle”, había recalcado.
Ahora Chancusig le quiere dar una cucharada a Correa de su propia sopa asesorado por su actual representante legal el abogado Luis Trujillo. La demanda puede sentar un precedente para casos de errores judiciales que dañen la reputación y bienestar de un inocente.
¿Prosperará la demanda? Lo más seguro que ocurra es un exabrupto correísta tronando desde la cima del Olimpo acusando a Lucio Gutiérrez de estar detrás de la instigación de la demanda; quizá hasta culpe al periódico EL UNIVERSO de manipular a Chancusig en revancha por el fallo dictado en contra de ese diario. Posiblemente no habrá un juez Paredes atendiendo o desatendiendo el proceso. ¡Ah, y es hasta seguro que Chancusig sea presentado, otra vez, como un mal policía y hasta, tal vez, un peor ciudadano! ¡Miren que ocurrírsele demandar al más glorioso de los presidentes ecuatorianos, al que es luz y sol de la revolución ciudadana, al impoluto amigo de tan grandes lumbreras mundiales como el vegete de Fidel Castro, el parlachín Hugo Chávez y el terrorista Ahmadinejad!

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