Tania Díaz Castro
Lina Ruz y Angel Castro, padres de los Castro
LA HABANA, Cuba, enero, http://www.cubanet.org/. Una anécdota muy poco conocida nos hace saber que no fue el escritor Virgilio Piñera el primero que expresó su miedo en junio de 1961, mientras Fidel Castro hablaba de cómo se podría ejercer la libertad de expresión bajo su gobierno. Lina Ruz, la madre del dictador, expresó lo mismo dos años antes que Piñera, durante los primeros meses de la revolución cubana.
Asistía a misa en una iglesia del Vedado cuando el Comandante Eloy Gutiérrez Menoyo se le acercó para felicitarla por el triunfo de su hijo. La señora Lina sonrió agradecida y con cierta tristeza en los ojos respondió:
–Pero tengo miedo, Menoyo, mucho miedo. Es como un presentimiento.
–¿Miedo por qué? ─ preguntó el comandante extrañado. ¿Qué presiente? Nada le ocurrirá a Fidel. Todos nosotros y todo el pueblo lo protegerá de cualquier cosa.
–No, no se trata de eso. Es que recuerdo algo…
–¿Qué recuerda, Lina?
–Cuando niño, le comprábamos los mejores juguetes, juguetes interesantes ¿y sabe qué? En vez de jugar con ellos, los rompía en pedazos.
–Y eso qué tiene que ver, Lina, no la entiendo ─ agregó Menoyo.
–¿Que no entiende? Que puede hacer lo mismo con Cuba… Acabar con ella como acababa con sus juguetes.
–Tranquila, Lina, tranquila, que Cuba no es un juguete.
Aquella señora religiosa guardó silencio, bajó la vista y continuó orando.
La anécdota no me la contó entonces Menoyo, sino uno de los guerrilleros del Segundo Frente del Escrambray que lo acompañaba en aquellos momentos.
Muchos años después, durante el verano de 2010, conversando con Eloy en el portal de mi casa de Santa Fe, el oeste habanero, me confirmó la anécdota, e incluso me dijo que él la cuenta en sus memorias, las que se publicarán en el extranjero próximamente
¿Podríamos decir entonces que fue la propia madre de Fidel Castro, probablemente quien mejor lo conocía, quien profetizó bien temprano las desgracias que ocasionaría su hijo a Cuba? ¿Presintió aquella buena mujer que bajo el gobierno de sus dos hijos se fusilaría a cientos de hombres, como jamás se vio en nuestra Patria, que miles de presos políticos pasarían décadas en celdas de tortura, que desaparecería nuestro desarrollado comercio, que miles de jóvenes cubanos morirían en guerras ajenas, que destruiría nuestra valiosa y moderna capital, nuestros hermosos bosques, y que por último, después de morir en una cama y no en uno de los 600 atentados que según dice él mismo han planeado en su contra, dejaría como herencia a los cubanos una isla en ruinas, un pueblo dividido y una abultada deuda externa?
Tenía razón Lina Ruz al preocuparse por lo que podría hacer su hijo con nuestro país. Cuba tuvo el mismo destino que todos los demás juguetes de Fidel.
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