Monday, January 23, 2012

La burocracia y el papeleo en Cuba vista por un periodista oficialista.

NOTA DE EL FANTASMA:
Bueno, a veces ocurre. Un periodista oficialista, en este caso un columnista del periódico Juventud Rebelde recoge en un artículo de opinión la angustia de una cubana atrapada entre el papeleo de la burocracia por un hecho no imputable a ella.
Reproduzco el artículo porque demuestra como es la insensibilidad de la burocracia castrista en temas de carácter humano.
Reproduzco este artículo sin la autorización del autor, pero ¡qué importa! pues, definitivamente, el gobierno castrista no reconoce el derecho de autor de nadie.
¡De madre!
José Alejandro Rodríguez

Fatídica sorpresa: Gisela Palma Alonso (Avenida 51 No. 5823, apto. 1, entre 58 B y 58 C, La Ceiba, Playa, La Habana) descubrió a principios de agosto de 2009 que, a los efectos legales, no era la madre de su propia hija; de ese fruto de sus entrañas que es Martha María Suárez Palma.
Todo se reveló cuando la lectora solicitó en el Registro Civil de Playa la inscripción de nacimiento de Martha María; y en la misma aparecía el nombre de la madre de la joven como Yisel y no Gisela. No calculaba entonces lo que le costaría en sufrimiento el error en dos letras perpetrado por alguien allí, en un descuido imperdonable.
De inmediato, inició los trámites de subsanación de errores allí en el Registro Civil de Playa. Y luego de abonar los sellos correspondientes a dicha solicitud, a los 15 días la hija se personó, pensando que ya todo estaría resuelto.
La segunda sorpresa fue enterarse entonces de que allí no podían hacer el cambio, sino por medio de un abogado en el Bufete Colectivo, algo que tampoco le dijeron cuando iniciaron la gestión 15 días antes.
El 8 de septiembre de 2009 Gisela y Martha María solicitaron un abogado en el Bufete Colectivo de Playa. Y les dijeron que debían ser dos: pues por procedimiento judicial se requería uno para que representara a la hija en la demanda que debía presentar a Gisela, y otro para que esta última hiciera la contrademanda, corroborando que es la madre de la joven.
Para Martha María lo asumió la abogada María del Carmen Vergara. Y a Gisela, quien debía esperar una semana para entonces hacer la contrademanda en el Bufete, le asistió la abogada Elsa María Orihuela.
Las clientas sabían que debían esperar pacientemente a que las citaran para ir al Tribunal para una vista, con los testigos correspondientes. Pero transcurridos nada más y nada menos que ocho meses, fue que les comunicaron que había que hacer de nuevo la demanda de la hija a la madre, por un problema suscitado con la abogada María del Carmen, del cual Gisela no supo a ciencia cierta.
Entonces, el jefe de los abogados se deshizo muy amablemente en explicaciones y le dijo a la muchacha que incluso le daba la facilidad de no tener que hacer la cola correspondiente. El 1ro. de junio de 2010 se volvió a realizar la demanda, solo que la contrademanda no había que repetirla. Sí tuvieron que abonar nuevamente los sellos, y asumió el caso la misma licenciada que tenía la contrademanda: Elsa María Orihuela.
Está de más decir el peloteo y la falta de todo a lo que hemos tenido que enfrentarnos”, confiesa la madre, y precisa que a los cuatro meses se personaron en el Bufete Colectivo, a ver al jefe de los abogados, que había sido tan amable. Esperaron que él concluyera y las atendiera. Lo interceptaron cuando salía, y Gisela le recordó el caso, pero, según ella, esta vez no fue nada amable, después de tanto que ellas habían pasado. Y Gisela reconoce que entonces ella reaccionó explosivamente… por lo que consideraba sus derechos como ciudadana.
La abogada abogó posteriormente por ellas, y las razones de tanta desesperación, por tanto tiempo en un trámite del que no son responsables. Y finalmente el 24 de octubre de 2011, ¡dos años después de iniciar los trámites!, se celebró la vista en el Tribunal Popular de Playa.
Desde entonces, la hija ha estado llamando martes y viernes a la abogada para saber el resultado. Muchas veces no está, pues tiene otros casos que atender. Y cuando está le ha dicho que está esperando la sentencia, que hay que imprimirla, o que llame el viernes próximo… y así.
El 20 de enero, cuando Gisela me escribió, no tenían respuesta. “Cuando esté, refiere Gisela, hay que esperar que el Tribunal se acuerde y lo mande para el Registro Civil. Toda una maquinaria diabólica y tremenda burocracia. Es inaudito que tenga que pagar yo por un mal trabajo de alguien que manipuló erráticamente ese libro del Registro Civil”.
A todas estas, el descuidado que copió mal el nombre de Gisela en el Registro Civil, ¿por dónde andará? Dos letras cambiadas de un plumazo, para que luego se desatara un agónico y dilatado proceso de rectificación que no ha tenido aún desenlace. Qué de sufrimientos para demostrar que Gisela es la madre de Martha María. ¡De madre, caballeros!

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