Saturday, January 21, 2012

Otro mártir, Mons. Dionisio

Dora Amador. EL NUEVO HERALD

Seguramente emocionado, Mons. Dionisio García, arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Cubanos, dijo esto en su magnífica homilía, en ocasión de la apertura del Año Jubilar Mariano en Cuba el 7 de enero de 2012:
El deseo de ser hermanos no debe quedarse en bellos propósitos y palabras, debemos realizar gestos que después se conviertan en actitudes… Hermanos y hermanas, no tengamos miedo a ser compasivos y buscar la reconciliación y el diálogo respetuoso. Los gestos propuestos están inspirados en el Evangelio y por tal motivo nos conducen a humanizar nuestras relaciones y a crecer en humanidad. En esta línea, es que considero el gesto de liberar a cerca de 3,000 presos de las cárceles, gesto que ha sido muy apreciado por toda la sociedad y ha llevado la alegría a muchas familias y a otras les ha traído esperanza pensando en otras acciones similares en el futuro. Este es un ejemplo que cuando actuamos con compasión y generosidad ganamos todos. Depende de nosotros, del Estado y de toda la sociedad, realizar estos gestos”.
Desde que Raúl Castro se mostró “generoso” públicamente, a la luz del día, poniendo en libertad a cerca de 3,000 presos, cientos si no miles de ciudadanos más han sido encarcelados en toda la isla por la única razón de opinar distinto a ese régimen totalitario malvado que lleva en el poder 53 años. Las detenciones relámpago por unas horas en la que los disidentes eran golpeados y humillados para intimidarlos y que no siguieran en la oposición parece que no les está dando resultado y ahora encarcelan y juzgan y condenan a un ciudadano inocente inventando delitos que no cometió. Pero lo quieren acallar al pueblo que ha perdido el miedo y cada vez más toma las calles para reclamar justicia, comida, libertad, dignidad.
Todos son juicios injustos, terribles. Fue el trágico caso de Wilman Villar, muerto el jueves 19 de enero tras una huelga de hambre de 50 días. Wilman Villar era un joven católico que se unió a la Unión Patriótica de Cuba, que dirige José Daniel Ferrer García ─ ex preso político de la causa de los 75 ─ hace unos meses y se hallaba ya en estado muy grave cuando fue trasladado de la prisión al hospital. Se había enfermado de neumonía por permanecer en una celda de castigo desnudo con temperaturas bajas. Villar, de 31 años, fue arrestado el 14 de noviembre de 2011 en Contramaeste, después de participar en una marcha pacífica organizada por la Unión Patriótica de Cuba. No hubo violencia, sólo carteles y las voces de los hombres y mujeres en las calles pidiendo libertad y el lema de lucha que recorre Cuba: “¡Abajo Castro!”
El 24 de noviembre Villar fue llevado a un juicio en el que fue sentenciado a cuatro años de prisión por “desacato, asalto y resistencia”. Ese mismo día Villar inició la huelga de hambre negándose a ponerse el uniforme de preso en protesta contra esta injusticia. Cuando los carceleros lo llevaron de urgencia para el hospital el 13 de enero, ya era tarde. En cuestión de horas la neumonía se convirtió en una sepsis generalizada y dejaron de funcionar los riñones, el hígado y demás órganos vitales. Lo mantenían vivo artificialmente por medio de un respirador.
Orlando Zapata Tamayo, muerto en huelga de hambre, Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, asesinada, Wilfredo Soto García, opositor pacífico, muerto de una salvaje golpiza en un parque.
Ahí están insaciables los Castro y demás asesinos vertiendo más sangre de indefensos cubanos inocentes. Ya mataron a Wilman Villar en Oriente”, escribió en un tuit José Daniel Ferrer, coordinador de la Unión Patriótica de Cuba.
Usted, Mons. Dionisio puede interceder para que Raúl Castro detenga de inmediato las detenciones, las golpizas y el encarcelamiento de los cubanos. Empiece por el ejemplo, ponga en práctica las palabras tan hermosas y justas que usted predicó y que cito al inicio de este escrito dirigido respetuosamente a usted. Interceda, presione, ejerza el poder que tiene en ese campo peligroso, pero en el que es justo y necesario adentrarse. No tenga miedo, Mons. Dionisio, Cristo estará con usted.

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