Friday, January 27, 2012

PAIS imaginario

Manuel Ignacio Gómez Lecaro. EL UNIVERSO

PAIS no existe. Existe Rafael Correa. Así lo dijo en una reciente entrevista un asambleísta: “PAIS es una entelequia. Realmente no existe el Movimiento PAIS. Lo que existe es Rafael Correa. Y como este Movimiento no existe, entonces se tiene que hacer lo que la voluntad presidencial dice. Han minimizado tanto a sus actores políticos que ninguno…va a tener una votación sino a través de…Rafael Correa”.
Y tiene razón. Alianza PAIS se perdió la oportunidad de ser un movimiento político democrático que reúna voces de la izquierda y centroizquierda, para convertirse en un movimiento caudillista como tantos otros que han pasado por la historia política del Ecuador.
No siempre fue así. Alianza PAIS no nació como un movimiento basado únicamente en una persona como el PRE de Abdalá Bucaram, el Prian de Álvaro Noboa o la Sociedad Patriótica de Lucio Gutiérrez. Esos partidos nacieron con dueño y sin real ideología y así han continuado elección tras elección. Alianza PAIS, en cambio, tuvo un origen basado en las ideas y planes de un grupo de personas y movimientos que impulsaban causas comunes de izquierda, más allá de candidatos o figuras políticas.
Pero falló. Hoy, varias de las personas y movimientos que formaban parte de Alianza PAIS se han separado y han pasado a ser críticos del presidente y el Gobierno. Son justamente quienes han rechazado ese carácter caudillista del Gobierno. Los que se han quedado son los que no tienen problema en callar sus opiniones para alinearse al discurso del jefe.
El asambleísta dijo también en la entrevista que existe un “concurso interno” entre los asambleístas de Alianza PAIS para ver quiénes serán considerados para las próximas elecciones. “Los perfiles que están pidiendo en Alianza PAIS en este momento son personas que no critiquen, personas que no piensen, si no personas que vayan simplemente a la nueva asamblea a recibir órdenes”. El triste récord de la Asamblea parece confirmar esta afirmación. Votación tras votación los asambleístas callan sus voces para aprobar lo que envíen desde Carondelet.
Eso de las elecciones internas y escoger a los mejores hombres y mujeres para que ocupen las candidaturas queda como una promesa vacía más. PAIS y el país se perdieron la oportunidad de generar un espacio democrático, donde sean las ideas, debates y propuestas, no el poder de un caudillo, lo que conduzca las decisiones del movimiento político.
Seguimos donde estábamos hace cinco años. En un país sin verdaderos partidos. En un país de caudillos. Si bien para las próximas elecciones se están organizando e inscribiendo nuevos movimientos, que al igual que ese Alianza PAIS en sus orígenes, se basan en ideas y proyectos, más que en personas o líderes carismáticos; el cálculo electoral parece limitarse a conseguir a esa otra figura que pueda enfrentar a Correa. La ideología, los planes políticos, la experiencia, pasan a segundo mientras exista la capacidad de ganar votos.
Y así continuamos. Rindiendo culto a líderes mesiánicos en un país donde las instituciones y los representantes de los distintos poderes del Estado se minimizan frente al poder del caudillo.
Alianza PAIS desperdició la oportunidad de ser un movimiento democrático. Queda el reto para los nuevos movimientos.

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