Wednesday, January 18, 2012

Las mentiras del Comandante

Saylí Navarro Alvarez

Fidel Castro y Richard Nixon 1959
El Perico, Matanzas, (PD) Algunas de las últimas jornadas vespertinas del año 2011, recientemente finalizado, las aproveché en uno de mis pasatiempos favoritos: la lectura. En uno de estos placenteros recogimientos en mi cuarto, tuve la satisfacción de profundizar en la investigación que acometió el veterano opositor pacífico matancero Emilio Bringas Dévora, en cuyas páginas nos ofrece una recopilación de fragmentos seleccionados de la gran cantidad de discursos, cartas, informes y entrevistas, todos de la autoría de Fidel Castro Ruz, desde el mismo día en que huyera el otro tirano, aquel 1º de enero de 1959.
Como es de suponer, la longevidad de este hombre no sólo como ser humano, sino específicamente rigiendo los destinos de nuestra sufrida nación, le llevó a conformar una extensa cadena de alocuciones superior a la de cualquier otro que se haya propuesto conseguir un récord en este particular. Mucho más si para ello al individuo le acompañan sentimientos megalómanos, como a quien sirve de tema para mi intención.
Pero, amigos lectores, no les voy a torturar poniéndolos a leer tales peroratas demagógicas que al más pinto de la paloma pueden causarle náuseas, fiebre y hasta un infarto del miocardio. Me referiré a su esencia más conocida y objetivamente evaluada: la mentira. Y para ello no puedo obviar algunas pinceladas de mal recuerdo.
Desde una fecha tan temprana como el 19 de abril, respecto a la triunfante revolución, en discurso realizado ante la Sociedad Norteamericana de Editores de Periódicos, Washington DC, Washington Post, el líder rebelde, expresó:  “(...) respecto al comunismo sólo puedo decirles una cosa: No soy comunista, ni los comunistas tienen fuerza para ser determinantes en mi país (...)”.
Pero sobre el escurridizo tema, ante el periódico Revolución, en La Habana, el 8 de mayo de 1959, el mismo guerrillero expresó: “... Si nuestras ideas fueses comunistas, lo diríamos aquí”.
Estoy muy segura de la reacción de aquellos que lean estas líneas si nacieron en los años setenta del pasado siglo. Pues a partir de que comenzaron a interesarse por lo que acontecía en su ínsula caribeña, ya parecía como si nuestra Cuba fuera roja y comunista desde que emergió de las profundidades marinas. No así para los que hoy peinan canas, quienes seguramente mueven la cabeza afirmativamente, pues coinciden con lo que les reproduzco.
La historia está escrita y se puede comprobar. Aunque lo parezca, no tiene nada de ficción. Este personaje tristemente célebre actuó poco después como si hubiese sufrido una enajenación que le provocara el total olvido de lo acontecido hasta ese instante. El 2 de diciembre de 1961, en discurso publicado por el diario habanero Revolución, expuso sus ideas de la siguiente forma: “... Lo digo aquí con entera satisfacción y con entera confianza: Soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida”.

Fidel Castro y Nikita Jruschov
Jamás imaginé que un ser humano pudiese ser tan irresponsable como para comportarse de esta forma tan variable e incompatible con su prestigio y sus simpatizantes. Jamás lo creería si me lo contaran. He podido pasar los ojos una y otra vez, incrédula las unas, asombrada siempre, sobre las mullidas páginas de donde emergen estas frases salidas del pensamiento de un hombre que tanto dolor ha ocasionado a varias generaciones de cubanos.
Mentira dicha con ese falso carisma que solo saben enarbolar los líderes populistas y populacheros que tanto abundaron y todavía abundan en nuestras tierras de América. Siempre, como su arma predilecta y principal para trazar los caminos que le permitieron sojuzgar por tantos años a nuestro pueblo. Y para sumir nuestra economía en la ruina total desde donde resultará sumamente difícil salir.
Estas palabras jamás son fruto del odio que pueda sentir por ese personaje. Son el resultado de largas horas de estudio, de análisis y reflexiones acerca del pensamiento político de este embustero que bien pudo haber nacido en cualquier lugar del mundo, pero que como dijera uno de mis primos: tuvimos la mala suerte de que viera la luz en Juana la Larga.
Quisiera terminar estos párrafos pensando en aquellos que todavía no se desmarcan del viejo caudillo, a pesar de lo que les he proporcionado. Y tomando como un pequeño ejercicio de reafirmación extra curricular, como tarea para la casa, les dejo este fragmento que tomé de lo que expresó el 3 de diciembre de 1961 en las Escuelas de Instrucción Revolucionaria, publicado una vez más en el periódico Revolución.
“... ¿Creo en el Comunismo? Creo absolutamente en el Comunismo. ¿Creía el 1º de enero? Creía el 1º de enero. ¿Creía el 26 de julio? Creía el 26 de julio”.
Si realmente continúas creyendo en la honestidad de este hombre, tengo que dejarte solo, ya que lo tuyo no es creencia. Lo tuyo es un enamoramiento enfermizo del que lamentablemente renegarás en el sepulcro.

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