Sunday, January 1, 2012

¿A dónde vamos?

Vladimiro Alvarez Grau. Hoy. Ecuador

Al iniciar un nuevo año, luego de varios anuncios del presidente de la República de que va a profundizar la revolución ciudadana, que supone una mayor participación de la colectividad en la búsqueda del bien común, nos preguntamos ¿cuál es el plan?, ¿cuáles son los objetivos nacionales que plantea el Gobierno?

El Régimen actual ha perdido la mayor parte del tiempo confrontando con todos y dividiendo a la sociedad ecuatoriana entre buenos y malos, ricos y pobres, pelados y pelucones, periodistas "corruptos" y "sicarios de tinta" y periodistas incondicionales, gorditas horrorosas y payasitos opositores, pero… sin presentar ningún plan de Gobierno, específico y coherente, que permitiera al país saber cuál es, o podría ser, nuestro objetivo común.

Y aquí es necesario recordar un gran mensaje que trae el Evangelio cuando relata el pasaje en que el Señor dijo a sus discípulos: "Y ya saben el camino para llegar al lugar adonde voy". Entonces, Tomás, muy pragmático, le dijo: "Señor, si no sabemos adónde vas..., ¿cómo podemos saber el camino?".

Es posible que las múltiples ocupaciones del presidente atacando a todo el que discrepa con él, concentrando todos los poderes y funciones del Estado, no le habrán permitido atender ese mensaje. Siempre dicen que están preparando la formulación de su Plan de Gobierno. Y cuando presentan algunos planes, no se elaboran en forma consensuada con organizaciones sociales independientes, organismos seccionales, el sector productivo, organizaciones sindicales, universidades y los distintos estamentos de la sociedad civil. Sino que lo que ocurre es que los planes, que continuamente se cambian, son impuestos a la fuerza, y "van porque van", según sus propias palabras.

Para hacer posible un proceso de planificación consensuada con la sociedad, es importante descartar totalmente del lenguaje y de las acciones del Gobierno y de sus integrantes, la actitud soberbia, agresiva e intemperante que caracteriza al régimen, lo que contribuye a profundizar la fragmentación social y la cultura de la confrontación política, en desmedro de la paz, la armonía y el orden social.

Pero para todo eso, y mucho más que requiere nuestro país, deberá de manera urgente impulsarse la reconstrucción de la institucionalidad y de la unidad nacional, perdidas, y ojalá que en el año que comienza hoy, el Gobierno adopte una actitud que demuestre fortaleza espiritual, humildad, tolerancia, cordura, y respeto a los mandatos constitucionales, a los derechos humanos y a la libertad.

Si se definen objetivos comunes, todos trataremos de alcanzarlos. Pero como dijo Tomás, para saber cuál deberá ser el camino, primero tenemos que conocer... adónde vamos.

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