Monday, January 2, 2012

Ahíto de poder

En torno a la condena de prisión del Director de HOY. Ecuador[1]
Francisco Rosales Ramos. HOY.com. Ecuador

La sentencia que condena a Jaime Mantilla a prisión de 90 días y al pago de la multa correspondiente demuestra, más allá de la persecución a los medios y de la estrategia de crear un ambiente de temor en todo el periodismo para que no se atrevan a criticar a los altos funcionarios públicos, un total abandono de las más elementales formas para al menos disimular la influencia del poder en los asustados jueces que ven sus cargos y sus carreras en grave peligro.
Según la información disponible al escribir este comentario, el juez décimo de Garantías Penales de Pichincha, se excusó el día 20 de diciembre de seguir tramitando la causa en contra del director de Diario HOY, por haber sido recusado por el actor y, al día siguiente, 21 de diciembre, dictó la sentencia que condena a Mantilla a tres meses de cárcel. ¿Qué ocurrió en esas 24 horas? Y no hace falta mayor imaginación para presumir que el interesado conoció que había una sentencia lista que le daba la razón y que, por consiguiente, la recusación y la excusa del juez no le favorecían. Porque sería todavía peor un "quid pro quo" entre la recusación (que nunca gusta a los jueces porque ensombrece su carrera, especialmente grave en época de reorganizaciones) y la sentencia. Nunca será posible conocer lo que ocurrió realmente, porque las personas que lo saben se cuidarán bien de no revelarlo. Pero, en esta época de percepciones, los indicios son suficientemente claros para concluir que ocurrió lo que consta en líneas anteriores.
Desde que de las alturas del poder se advirtió que "se va a meter la mano a la justicia" y, luego, tras la consulta de 7 de mayo que modificó la Constitución de Montecristi al integrar en forma sustancialmente distinta al órgano de Gobierno de los jueces, el Consejo Nacional de la Judicatura, y aún más, se creó un órgano de transición integrado por tres personas evidentemente vinculadas al Ejecutivo, con poderes absolutos para nombrar y destituir jueces, la Función Judicial perdió su carácter de poder independiente y se transformó -salvo algunas excepciones que confirman la regla- en una dependencia más al servicio del poder. El país no recuerda, ni aún en épocas de dictadura, un sometimiento más evidente de los jueces a los intereses y deseos de la alturas. Y una sociedad que no tiene jueces independientes y honestos, en una sociedad en descomposición.
Pero el caso de la condena al director de Diario HOY, no es solamente muestra del grado de sometimiento de la Función Judicial, sino de que el poder marea a quien lo ostenta y que, mientras mayor es el grado de dicho poder, mayor es el nivel del mareo. Se ha perdido un mínimo de decoro, un mínimo de al menos cuidar las apariencias, un mínimo de velar porque no se revele groseramente la influencia. Cinco años acumulando poder y con una aceptación de la ciudadanía de alrededor del cincuenta por ciento producen efectos más notorios que una alta dosis de alcohol tridestilado.


[1] Jaime Mantilla, director del diario HOY, está acusado del supuesto delito de injurias en contra de Pedro Delgado, titular del Banco Central del Ecuador y primo del Presidente, Rafael Correa. Este caso se suma al juicio que sigue el presidente Rafael Correa en contra de los directivos de diario El Universo y del ex editorialista del medio, por presuntas injurias por una columna de Opinión de Palacio, sobre los hechos del 30 de septiembre del 2010. Nota de EL COMERCIO.

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