Frank Correa
Jaimanitas, La Habana (PD) Cuentan los pobladores más viejos de Jaimanitas que antes de 1959, la desembocadura del río y todo el litoral que bordea el pueblo era un balneario lleno de restaurantes, bares y casetas donde se alquilaban trusas, equipos de buceo y bicicletas. La playa tenía buena arena y siempre estaba limpia.
En la misma desembocadura del río había un bar llamado El cañón, abierto las 24 horas, en su puerta descansaba un viejo cañón del siglo XVIII, y a unos pasos estaban cinco cabañas pertenecientes a un norteamericano de apellido Harrys, que alquilaba a familias que permanecían temporadas de vacaciones en Jaimanitas.
Todas estas instalaciones gozaban de un gran número de empleados de oficina y mantenimiento, esa fuerza de trabajo desapareció junto a las instalaciones cuando se pusieron en práctica las leyes de intervención, aplicadas por el gobierno cubano, y desapareció el comercio del lugar. La arena de la playa fue saqueada para utilizarla en las construcciones particulares y la orilla del mar fue poco a poco convirtiéndose en un vertedero.
Las cinco cabañas del norteamericano Harrys fueron entregadas a familias de Jaimanitas de bajos recursos, pero con el tiempo estas familias fueron multiplicándose y tuvieron que dividir las cabañas en habitáculos para acoger a los nuevos inquilinos, algo que trajo consigo un hacinamiento tal que han bautizado al sitio con el nombre de La ciudadela.
Recientemente los inspectores de la Dirección Municipal de Viviendas de Playa realizaron un recorrido por La ciudadela y la declararon inhabitable, debido al mal estado constructivo de las viviendas, la mala higiene producto al pésimo drenaje, y la falta de agua y electricidad.
Los inspectores dejaron un dictamen con una orden para los habitantes de La ciudadela que debían abandonar el lugar y trasladarse a albergues, pero se negaron rotundamente y se organizaron en un comité para luchar por sus derechos de permanencia.
Nilda Leyva, de 45 años, presidenta del CDR de La ciudadela y a la vez encargada de la Federación de Mujeres Cubanas y de la Brigada de Producción y Defensa en tiempo de guerra del lugar, que trabaja como instructora del círculo infantil Amiguitos del mañana, y es una de las afectadas, redactó una carta al gobierno municipal donde solicita que en vez de desalojarlos les entreguen materiales de construcción para reparar las viviendas y ampliarlas, pero aún no ha recibido respuesta.
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